La naturaleza no deja de sorprendernos. En mi jardín descubrí recientemente un árbol medicinal que nació de forma espontánea e inesperada llamado almácigo.
Apreciado sobre todo en las zonas apartadas de las ciudades en cuanto a los usos medicinales del almácigo destaca su resina que era muy apreciada y tenía un gran valor en la medicina popular canaria, así como, su corteza, ramas y frutos, que eran utilizados por su propiedades astringentes, antidiarreicas, antisépticas, anticatarrales y analgésicas.
Otros nombres por los que se le conoce al árbol que crece alto y frondoso son: Indio desnudo, jiñocuabo, caraña, almácigo, jiñote, papelillo, árbol del turista, su nombre científico es Bursera simaruba (L.) Sarg. (Burseraceae).
El almácigo tiene unas hojas alternas, compuestas, imparipinnadas, de 12 a 15 cm de largo; cada una está formada por entre cinco y 11 foliolos y de hasta cinco centígrados de largo y morfología ovado-lanceolados.
Tal vez sea una de las plantas más populares en Cuba. Tradicionalmente partes de este árbol, de la familia de las Burseráceas, se ha usado como remedio casero para determinadas enfermedades y trastornos del organismo.
Las flores son verdosas o amarillas y se disponen en panículas axilares color rojizo. Los frutos son secosdehiscentes, tipo cápsula y se agrupan en las ramas; las semillas son aristadas, color naranja al madurar, de ocho a 10 mm de largo por siete a ocho milímetros de ancho. Es un árbol de hasta 20 m de altura y de uno de diámetro, de ramas extendidas. La corteza es lisa, rojiza o bronceada y se despega en jirones (exfoliante); durante la época de sequía el árbol pierde sus hojas y continúa su actividad fotosintética mediante los cloroplastos localizados en la corteza.
El sabio cubano Juan Tomás Roig lo recoge en su libro plantas medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba. De él -señala- es muy conocido en toda la Isla, como tónico estomacal, en los resfriados y en las diarreas. Y a continuación detalla que para los dos primeros casos se usan la raíz, la cáscara, las hojas y el cogollo (que además es antiespasmódico).
Al citar a otros autores, el destacado botánico dice que las partes escogidas se emplean para componer tisanas por medio de una decocción, que se prepara con un manojo y media botella de agua. Se deja hervir durante no menos de 20 minutos, y después de colado y endulzado se administra por tazas en el término del día.
Por las grietas naturales del almácigo sale una sustancia resinosa que tiene iguales propiedades que las hojas. No obstante, otros investigadores también le atribuyen buenos resultados a estos cocimiento para el catarro, como expectorante, diaforéticos (aumentan la transpiración cutánea), purgante y diurético. Según Roig en Colombia usan la maceración del leño y las ramas para adelgazar, mientras que en Venezuela lo consideran como antirreumático.
La reproducción del almácigo se logra con relativa facilidad. La forma más generalizada es como poste naciente. En nuestro país se lleva va a cabo la reforestación, y este puede ser un método muy eficaz para áreas dedicadas a la ganadería, tanto para sombra como para cercas.
La cultura popular le atribuye al menos 47 usos posibles con énfasis en los terapéuticos y medicinales para seres humanos. De regalo de la naturaleza puede catalogarse el almácigo para los cubanos.