Desde horas tempranas de la mañana se siente un calor asfixiante, de forma adicional este verano se padece de sofoco, falta de aire y abundante sudor muchas veces estando a la sombra.
Por muy temprano que se levanten las personas para adelantar algunas de tareas del día al llegar alrededor de las ocho de la mañana y apenas unos minutos de salir el sol, se sienten fuertes sus rayos con el consabido agotamiento que provocan.
Los expertos señalan que las variables meteorológicas que normalmente se mencionan son medidas a la sombra; si se expone un termómetro al sol por unos minutos veremos que puede superar fácilmente los 40 grados Celsius, los últimos días han sido intensamente sofocantes también en muchas partes del mundo, y las temperaturas han alcanzado niveles máximos en Centroamérica y el Caribe.
Los científicos hablan de un fenómeno llamado domo de calor, el cual se forma en un área de alta presión atmosférica cuando el aire caliente es empujado hacia abajo y queda atrapado en un solo lugar, lo que hace que las temperaturas se disparen en una amplia región donde se produce.
Se trata esencialmente de una masa de aire caliente arraigada en un lugar, atrapando a los que están dentro a nivel del suelo en una ola de calor prolongada. Los eventos de calor extremo ocurren dentro de la variación natural del clima debido a los cambios en los patrones climáticos globales.
Sin embargo, los especialistas señalan que el aumento en la frecuencia, duración e intensidad de estos eventos en las últimas décadas está claramente relacionado con el calentamiento observado del planeta y puede atribuirse a la actividad humana. El domo de calor es un evento climático que ha convertido amplias franjas de México en hornos a fuego lento. Este fenómeno es algo más que un evento aislado; se trata de un patrón atmosférico sofocante, una especie de gigantesca pompa de aire caliente que se forma bajo las condiciones de alta presión.
Las altas temperaturas pueden causar deshidratación, insolación, agotamiento por calor y golpes de calor.
Se debe de estar alerta porque según los especialistas en salud, el calor excesivo puede alterar las funciones vitales de las personas si su organismo no es capaz de compensar las variaciones de la temperatura corporal.
Pueden provocar calambres, agotamiento, deshidratación, decaimiento y sensación de postración. Es importante proteger especialmente a las personas mayores, discapacitadas y a los niños menores de cinco años.
Afirma un sitio consultado: “existen determinados grupos que deben extremar precauciones ante las elevadas temperaturas, por ser especialmente frágiles ante el calor como son las personas mayores y los niños también aquellas afectadas por alteraciones de memoria o dependientes en su vida diaria; los que siguen determinados tratamientos médicos con tranquilizantes, antidepresivos, psicótropos, diuréticos y algunos hipotensores; personas con patologías crónicas: cardiovasculares, obesidad, desnutrición, diabetes, Parkinson, insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal o vascular periférica y demencias, y las personas con fiebre o patologías agudas”.
Se repiten los consejos para defenderse del ardiente calor y sobre todo no se debe salir a la calle desde las 10 de la mañana hasta las cinco de la tarde. Tomando en cuenta lo anterior seguramente sentiremos algo de alivio o lo que es igual mantendremos los signos vitales como el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria, la temperatura y la presión arterial.