Por Yaima Puig Meneses
Al dejar inaugurada la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 77 y China en la mañana de este viernes en La Habana, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su condición de Presidente Protémpore de esa organización, llamó a sus estados miembro a “luchar por nuestro derecho al desarrollo, que es también el derecho a existir como especie”.
Con la invitación a discutir en estos días sobre “los retos del desarrollo de nuestras naciones, de las injusticias que nos apartan del progreso global, pero también del valor de nuestra unidad y de nuestro rico caudal de conocimientos”, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez dio inicio a la ceremonia inaugural de la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 77 y China, la cual contó con la presencia del líder de la Revolución cubana, el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Al referirse al contexto en que tiene lugar esta Cumbre, el Jefe de Estado subrayó que “la humanidad ha alcanzado un potencial científico-técnico inimaginable hace un par de décadas, con una capacidad extraordinaria para generar riqueza y bienestar que, en condiciones de mayor igualdad, equidad y justicia, podría asegurar niveles de vida dignos, confortables y sostenibles para casi todos los pobladores del planeta”.
De esos tantos retos también se debatirá durante estas jornadas en La Habana, pues tal y como consideró el Presidente cubano en sus palabras: “Si coloreamos el espacio que ocupan las naciones miembros del grupo en un mapamundi, veremos dos fuerzas que nadie supera: Somos más, y somos más diversos. El Sur también existe, dicen los versos del poeta uruguayo Mario Benedetti. Por todo el tiempo en que el Norte acomodó el mundo a sus intereses para mal del resto, ya toca al Sur cambiar las reglas del juego”.
De las singularidades que representa esta organización, las impresionantes páginas de creatividad que han escrito susestados miembro y el heroísmo en la historia de la humanidad, habló también el mandatario, quien pidió a los presentes recuperar “ese espíritu de lucha, el conocimiento tradicional, el pensamiento creativo y la sapiencia colectiva. Luchemos por nuestro derecho al desarrollo, que es también el derecho a existir como especie”.
Solo así, reflexionó, estaremos en condiciones de “concurrir a la revolución científico-técnica en pie de igualdad. Solo así seremos capaces de ocupar el lugar que nos pertenece en este mundo donde nos pretenden relegar a la condición de mansos aportadores de riqueza para minorías. Cumplamos juntos la honrosa misión de completarlo, mejorarlo, hacerlo más justo y racional, sin que pese sobre nuestros sueños la amenaza permanente de desaparecer”.
Justamente en el papel que tienen de la ciencia, la tecnología y la innovación para enfrentarlos actuales retos que en su desarrollo tienen las naciones del Sur se pretende concentrar los debates de esta importante cita. Es ese el tema central del encuentro que, tal como dijo Díaz-Canel al inicio de su intervención, “nos une en defensa del futuro de las grandes mayorías que conforman el grueso de ese grande y unificador concepto que es humanidad”.
Como apreciarán en estos días, dijo a los presentes, en Cuba carecemos de muchas cosas materiales, muchas de ellas producto al injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, “pero nos sobran sentimientos de amistad, de solidaridad, de hermandad. Y nos sobra voluntad para hacerlos a ustedes sentir en familia: todos estamos en casa”.
Cuenten también, aseguró, con la garantía de que “haremos todo para que nuestras deliberaciones conduzcan a resultados tangibles, en el clima de solidaridad y cooperación que hace posible toda misión colectiva”.
Al compartir ideas sobre la inmensa responsabilidad que tiene el Grupo de los 77 y China de “representar en la escena internacional los intereses de la mayoría de las naciones del planeta”, el Presidente Díaz-Canel consideró que reunirnos a “nivel cumbre nos brinda la oportunidad de deliberar en colectivo y al más alto nivel político, para aunar esfuerzos en defensa de los intereses de esas mayorías. Nos ayuda a conciliar posiciones frente a los retos actuales para el desarrollo y el bienestar de nuestros pueblos. Pero también nos impone cuestionamientos”.
Con el derecho que nos asiste por ser -la gran mayoría de los miembros del Grupo de los 77- las víctimas principales de la actual crisis multidimensional que sufre el mundo, de los desajustes cíclicos del comercio y las finanzas internacionales, del abusivo intercambio desigual; de la brecha científica, tecnológica y del conocimiento, de los efectos del cambio climático y del peligro de destrucción progresiva y el agotamiento de los recursos naturales de los que depende la vida del planeta, exigimos ya, la democratización pendiente del sistema de relaciones internacionales, reflexionó.
Son los pueblos del Sur, dijo, los que “más padecen pobreza, hambre, miseria, muertes por enfermedades curables, analfabetismo, desplazamientos humanos y otras consecuencias del subdesarrollo. Muchas de nuestras naciones son llamadas pobres cuando en realidad deberían considerarse naciones empobrecidas. Y es preciso revertir esa condición en que nos sumieron siglos de dependencia colonial y neocolonial, porque no es justo y porque no soporta ya el Sur el peso muerto de todas las desgracias”.
Cooperación y solidaridad, así como tomar en cuenta la filosofía africana del Ubuntu, que entiende el progreso humano sin exclusiones, donde el dolor y la esperanza de cada uno sea el dolor y la esperanza de todos, son el único camino para que este mundo no termine como el Titanic, valoró el dignatario.
Y en función de ello, nuestras naciones se han propuesto poner también emplear todos los logros y avances obtenidos en el campo de la ciencia y la innovación que nos permita además alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En tal sentido, el Presidente cubano consideró “obvio que el proceso transformador hacia el logro de esos objetivos contempla, de una forma u otra, el papel del conocimiento como generador de ciencia, tecnología e innovación”.
“Es preciso derribar ya las barreras internacionales que han obstaculizado el acceso al conocimiento por los países en desarrollo y el aprovechamiento por parte de ellos de factores tan determinantes para el avance económico y social.
Hablo de barreras íntimamente asociadas a un orden económico internacional injusto e insostenible, que perpetua condiciones de privilegio para los países desarrollados y relega a condiciones de subdesarrollo a una parte mayoritaria de la humanidad”, subrayó.
Sin atender esos temas, consideró, no se podrá alcanzar de ningún modo el desarrollo sostenible al que todos tenemos derecho, por más metas que se pongan, ni estrechar la inmensa brecha que separa las condiciones de vida privilegiadas de un segmento reducido de la población del planeta y el subdesarrollo que se profundiza entre las grandes mayorías.
De trascendental calificó el Presidente el papel que desempeñan la ciencia, la tecnología y la innovación “en la promoción de la productividad, la eficiencia, la creación de valor agregado, la humanización de las condiciones de trabajo, el impulso del bienestar y la garantía del desarrollo humano”.
Tras referirse a los disímiles y alentadores desarrollos alcanzados por la humanidad en materia de ciencia y técnica, alertó también sobre los tantos retos que trae consigo el desarrollo de internet y la importancia de cerrar la brecha del desarrollo y contribuir a superar las injusticias que amenazan el propio destino de la humanidad desde su empleo.
Tenemos el deber, enfatizó, de intentar cambiar las reglas del juego y solo lo lograremos si movilizamos la acción conjunta.
El Presidente cubano enfatizó además en sus palabras en la importancia de lograr que la inversión extranjera directa que llegue a nuestras naciones esté acompañada también por cierta transferencia de conocimientos y tecnología; en el despiadado “robo de cerebros” que hacen los países ricos a los que están en desarrollo; las crecientes brechas de género que persisten en los temas asociados a la innovación; así como la privatización del conocimiento que agrava las condiciones socioeconómicas en los países en desarrollo.
Tras la pandemia, valoró, nuestros países han debido atravesar por circunstancias sumamente complejas, en las que aún pelean duramente para salir a flote, y pareciera que el Sur está destinado a “vivir de las migajas que el actual sistema tiene reservadas para él”.
Una arquitectura financiera internacional que perpetúa semejantes disparidades y obliga al Sur a inmovilizar recursos financieros y endeudarse para protegerse de la inestabilidad que el propio sistema genera, que ensancha los bolsillos de los ricos a expensas de las reservas del 80% más pobre es, sin dudas, una arquitectura hostil al progreso de nuestras naciones. Debe demolerse si realmente se aspira a labrar el desarrollo de la gran masa de naciones aquí reunidas, consideró Díaz-Canel.
En el actual contexto que vive la humanidad, sumamente complejo, la premisa para nuestras naciones, alertó el Presidente cubano, está en “la urgencia de rescatar la confianza en el elemento más dinamizador de nuestras sociedades: el ser humano y su actividad creativa”.
En este empeño, dijo, la creación de capacidad es clave para hacer realidad las promesas que la ciencia, la tecnología y la innovación entrañan para el desarrollo sostenible.
“Aun siendo un país en desarrollo y lastrado por grandes dificultades económicas, Cuba cuenta con capacidades científicas que no se deben subestimar y que son parte del legado del líder histórico de la Revolución Cubana, el comandante en JefeFidel Castro Ruz, quien, con visión de adelantado, identificó en este campo una fuente potenciadora del desarrollo”, detalló.
“Disponemos de un sistema de gestión de gobierno basado en ciencia e innovación, que ha devenido en importante fortaleza para la preservación de nuestra soberanía, con su mejor expresión en la creación de vacunas propias cubanas contra la COVID-19.
No obstante, para Cuba, conectar el conocimiento con la solución de los problemas del desarrollo es una tarea de gigantes, porque esos esfuerzos deben transcurrir en medio de un férreo bloqueo económico, comercial y financiero que resulta en notables limitaciones de recursos”, reflexionó el mandatario.
De retos comunes que tiene el Grupo de los 77 y China, al cual corresponde un papel determinante en el actual entramado internacional, habló también el Presidente Díaz-Canel, porque tal como dijera el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hace 23 años y tiene hoy total vigencia:“la hora actual no puede ser de ruegos a los países desarrollados, ni de sumisión, derrotismo o divisiones internas, sino de rescate de nuestro espíritu de lucha, de la unidad y cohesión en torno a nuestras demandas”.
Esas palabras, valoró Díaz-Canel, a la luz de los tiempos actuales no pueden interpretarse como una derrota, sino “como una confirmación del largo camino que hemos andado juntos y todos los derechos que nos asisten para exigir los cambios pendientes”.
En homenaje a los que creyeron y fundaron;en nombre de los pueblos que representamos, hagamos respetar sus voces y reclamos, pidió el dignatario. “Somos más, y venceremos”.
(Fuente: Sitio de la Presidencia)