No por gusto el ya próximo Primero de Mayo estará dedicado al heroico pueblo cubano. Ha sido el protagonista de la resistencia, que nos ha permitido llegar hasta aquí, aún con el ¨bombardeo¨ constante de los enemigos de la Revolución dentro y fuera de fronteras.
Cuando el reciente Pleno del Consejo Nacional de la CTC hacía su llamamiento a celebrar en todas las plazas y comunidades el Día Internacional de los Trabajadores, a su vez, reeditaba la convocatoria a las secciones sindicales y sindicatos del país para fortalecer su labor en un escenario complejo, que demanda inteligencia, creatividad, mayor exigencia y también acompañamiento a las administraciones no desde una mirada complaciente, sino fiscalizando el cumplimiento de las misiones asignadas con el apoyo de los colectivos laborales.
En realidad, aunque administración y sindicato conectan sus caminos al final de cada sendero, no es menos cierto que para avanzar con la celeridad y sostenibilidad que necesita el país, si no hay una mayor exigencia y control de los colectivos laborales sobre el cumplimiento de los planes de producción, mayores aportes a soluciones que no solo pueden nacer de las administraciones sino que requieren igualmente de la impronta de los trabajadores, si no fuera posible el intercambio permanente que genere contradicciones no antagónicas, difícilmente podría aprovecharse ese potencial que sobrepasa los 3 millones de trabajadores solo en el sector estatal.
En el diseño de la labor sindical, hay un espacio ideal cada mes para concretar ideas, recibir información, intercambiar y estimular el pensamiento y la acción: las reuniones de afiliados.
Desgraciadamente, estas últimas no siempre se aprovechan, porque también en ocasiones carecen de la capacidad de convocatoria necesaria porque los propios colectivos de trabajo las califican como aburridas o falta de contenido, o porque las administraciones resultan las únicas que hablan, y subestiman lo que puede pensar el colectivo que escucha.
Es verdad que no siempre es así, pero no es la regla desgraciadamente. Por eso la articulación del trabajo sindical con el de la administración y las organizaciones políticas de cada lugar, si es realizada como lo que realmente se quiere, favorecerá a reducir las brechas a la indisciplina, las manifestaciones de corrupción, la ineficiencia, el incumplimiento de los planes, la carencia de soluciones a problemas que se presenten.
A Cuba, manos y corazón, lema que preside los festejos por el Primero de Mayo, no puede ser solo consigna y su verdadero significado debe estar vinculado con afianzar el papel sindical en cada centro, poniendo a prueba resiliencia, capacidad de solución de los problemas, resortes para la participación colectiva, motivación y compromiso consciente. El Primero de Mayo ha de convertirse en una fecha de celebración permanente con todo lo que ello implica, el país lo necesita.