Chapeando bajito: El explote (+Podcast)

🎧 Chapeando bajito: El explote (+Podcast)

Siempre hay alguien que «explota» en las redes sociales. Alguien que parte de avisar que «ya no da más» y se desborda en las redes con una impactante exposición de los problemas que suele ganar el corazón de las audiencias.

Del mensaje negativo como práctica y estilo se habló en nuestro podcast, a partir de los criterios sobre el tema vertidos por Claudia, habitual forista de La Peña del Titán y que compartimos en esta emisión de Chapeando.

En opinión de Reinier Duardo, en el caso de Cuba, los «explotes» han sido, desde el principio, parte de las tácticas para imponer matrices que descalifiquen al gobierno, y que refuercen la tesis del estado fallido, para que desconecten y separen a los ciudadanos del ejecutivo. Eso no niega, para nada, la existencia de los problemas que se enuncian. En realidad, hay explotes auténticos, que brotan del problema sin solución y alguien que drena en las redes porque no ve solución a su problema en los niveles a los que ha acudido. A veces no sólo sin solución, sino lo que es peor, sin una respuesta.

Pero lo que vemos con más frecuencia, los explotes que más se viralizan, son los que describen episodios o una suma de episodios de la realidad, mezclados hasta dar idea de una montaña de dificultades insolubles, que terminan resultando desmovilizadores por la generalización.

Un gran amigo, apasionado de los temas de la Comunicación, en una época en que no existían ni internet ni mucho menos las redes, decía que por todas partes hay personas esperándote con una aguja hipodérmica para ponerte una inyección en sangre que te envenene el día. Si amaneces de buen ánimo, ellos se encargan de ponértelo malo. Cambiaron los instrumentos, pero el mensaje negativo sigue apareciendo ahora multiplicado por las redes.

Cómo distinguir cuándo se trata de procesos de motivación personal, de gente que siempre está dispuesta a diseminar el desánimo y cuándo se trata de un proceso inducido con objetivos sociológicos y políticos concretos. En cualquier caso, lo importante sería recibir ese tipo de mensajes con la mayor cantidad de información posible.

Eso permite apartar la hojarasca y sopesar el valor real de los mensajes, poniendo los hechos en contexto, sin aceptar acríticamente la generalización, el «todo está mal, nada funciona», porque ese es el modo más expedito de convertirnos en mensajeros del mensaje derrotista.

Hay que revisar también el momento que se vive, es decir el contexto con sus luces y sus sombras. Nada está nunca totalmente bien ni nada está totalmente mal. Los mensajes de un solo color siempre deberán recibirse con justa duda.

De todas formas, sigue pendiente el criterio experto sobre esta arista y la otra que dejamos abierta el martes: las confrontaciones o tiraderas que han minado el espacio digital cubano, desde el interior de los activistas de izquierda.

Todo es nuevo en este escenario. Habrá que seguir Chapeando

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