Por: Yunel Hernández Batista
Rodolfo Correa, entrenador de pitcheo de los leñadores de Las Tunas, como atleta, nunca llegó a las series nacionales de béisbol, la única pelota organizada que jugó fue en su época de estudiante cuando cursaba la licenciatura en cultura física.
Se inició como entrenador de pitcheo en La Palma, Pinar del Río, tierra de grandes lanzadores, alejado de su natal Baracoa, en Guantánamo y por azar del amor, llegó a Las Tunas, sin imaginar que allí haría historia en el deporte de su pasión.
Las Tunas, ha centrado la atención históricamente por su poderosa ofensiva, con nombres que vienen desde el legado de Ermidelio y Osmani Urrutia hasta llegar a la dinastía actual.
En la tierra de Félix Núñez y Juan Carlos Pérez, dos de los mejores lanzadores en la historia de la pelota tunera, Correa tenía una tierra virgen para buscar desde el box los triunfos necesarios para concretar un resultado a nivel nacional.
Junto a los profesores de la academia provincial y otros que se sumaron a su proyecto, poco a poco empezaron a convertir a los leñadores en un equipo ganador.
Durante 16 series nacionales, Correa, como todos le llaman, ha sumado la experiencia necesaria para combinarla con los estudios más actuales y sacarles a sus alumnos el mejor resultado desde la lomita.
Reconoce que trabaja sobre la base de aquellas cosas que le funcionan de un año a otro, sobre la base de las dificultades de aquellos elementos que no se lograron en una etapa.
Se siente agradecido porque la vida y el béisbol le han premiado con los tres títulos ganados por los leñadores en las series nacionales y donde él pudo aportar desde el cuerpo de dirección, agradecido con sus alumnos que se entregan a diario y con la familia, que es el sostén de todo.
Desde el bullpen de los Leñadores, su mirada está centrada en lograr que sus lanzadores lleguen en óptimas condiciones a la serie de play off de la liga élite para seguir dando batalla en la pelota cubana.
