Desde los primeros días de 1959, las mujeres han sido una fuerza vital y transformadora. Su participación no sólo fue significativa, sino que, continúa siendo, también, esencial para el éxito y la consolidación de nuestra Revolución.
Féminas valientes como Vilma Espín, Melba Hernández y Haydee Santamaría nos regaló la historia en nuestro andar por la Patria, como ejemplos de coraje y ternura y dignidad. Sus nombres no solo se inscriben en acciones militares, sino que también, desempeñaron roles cruciales en la conquista de derechos de las mujeres, en la Mayor de las Antillas.
La creación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en 1960, liderada por Vilma Espín, fue un hito importante en este camino único y especial a favor de las nuestras, ya que la FMC se convirtió en una plataforma para promover la igualdad de género y empoderar, con visibles logros y proezas, en todos los ámbitos de la sociedad.
Para quienes ocupamos el segundo lugar en el mundo, en el parámetro de Parlamentos con mayor presencia de mujeres, no existen imposibles. Sus aportes han sido fundamentales en la implementación de políticas sociales y económicas, que sin dudas, inciden en la calidad de vida de todos. Sus contribuciones no conocen de barreras en ningún campo, eliminando así brechas discriminatorias y promoviendo una cultura de igualdad y respeto.
Hoy en día, la mujer cubana se levanta como un pilar fundamental en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Su legado de lucha y resistencia es un testimonio de su fuerza y valentía, y su papel en la Revolución es un ejemplo inspirador.
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