Es 4 de marzo y no puede pasarse por alto la fecha del primer gran atentado terrorista: la voladura del buque mercante La Coubre, donde perdieron la vida más de 100 personas, decenas de heridos y desaparecidos, que marcó el inicio de la guerra sucia contra el poder revolucionario, que todavía sigue operando en las sombras, y mutó hacia el terrorismo económico como sus hacedores mutaron a la política. Acaba de morir en la Florida uno de sus principales representantes y así es como lo recuerdan sus más apasionados seguidores:
“Estos dos personajes de los que hablan son los primeros hijos del batistato que pasaron de terroristas a congresistas, en una estrategia quizás aprendida de los israelitas con los llamados lobbies para convertir sus objetivos de intervención en política de Estados Unidos”, aunque Lincoln no renunciara a ser protector de terroristas, pues “escribió dos veces a Mireya Moscoso para que liberara a Posada Carriles y en 2011 reactivó la organización La Rosa Blanca, creada por su padre y desde la cual se organizaron varios atentados contra la vida del Comandante en Jefe, entre otros actos terroristas”, señala el periodista Reinier Duardo.



Quizás el mayor acto terrorista de Díaz Balart, como apunta la periodista Bárbara Betancourt, fue la codificación del Bloqueo, un acto de terrorismo económico contra una nación entera para promover un cambio de régimen no deseado.
Sorprende un poco ver que sus admiradores se refieren a él hablando de un luchador por la libertad y la democracia en Cuba, cuando la verdad y las leyes que redactaron apunta todo lo contrario: “para ellos la libertad de Cuba es la que certifiquen los Estados Unidos, la democracia de Cuba es la que reconozcan los Estados Unidos, después de verificar que cumple con todo lo que decrete el gobierno de Estados Unidos. Cómo se puede decir con orgullo y admiración que es un demócrata alguien que aprovechando un asiento en el Congreso de ese país, escribe una ley que obligue al país donde él nació a someterse a la ley del imperio vecino”, anota la periodista.
El morbo como herramienta de publicidad
Otro asunto que ha causado dolor en el país la muerte en un accidente de un cubano tremendamente noble y carismático: Paulito FG, a quien traemos aquí indignados por cómo se han usado las redes para ganar seguidores alimentando el morbo que rodea su caso y el costo que puede tener.
Explica el periodista Reinier Duardo que “las redes pueden servir para alimentar lo mejor y lo peor de los seres humanos, pues como vimos reacciones de sensibilidad y sentimientos de profundo dolor tanto por el accidente de un niño succionado por las aguas desde una alcantarilla abierta y por el trágico accidente de Paulito, se han visto videos realmente abominables que sólo pueden merecer condena y hasta sanciones penales, pues las personas que, haciendo uso de su acceso al lugar donde estaba tendido el cuerpo ya sin vida de Paulito y lo socializaron en redes, sin un ápice de ética, serán severamente sancionados por lo que establece la ley ante estos actos”.
“Es un tema muy duro, pero muy necesitado de análisis y debate, de juicio y sanciones. Está escrito en leyes, no sólo cubanas y no solo a partir de las redes, pues hay hechos de los que una persona puede ser testigo involuntario o por razones de su trabajo. Convertir el hecho en un acto público porque por su profesión usted estaba allí, no sólo no le da derecho a usarlo, sino que le obliga a impedir que se conviertan en pieza pública para el morbo”, concluye la periodista Bárbara Betancourt.
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