Día de la Medicina Latinoamericana, historias de amor y pasión en Venezuela

“Patria es humanidad”. El concepto martiano guía como una luz a quienes hoy, en Venezuela, visten los uniformes blancos para llevar sosiego, alegría, salud a los agradecidos  del hermano pueblo.

En el Día de la Medicina Latinoamericana nuestro equipo de prensa busca historias, atrapa confesiones, enaltece a estos emisarios del amor.

En el Centro de Diagnóstico (CDI) “María Eugenia González”, enclavado en la ciudad Fuerte Tiuna, se atienden militares y la población civil residente en la zona, así como colaboradores.

Allí estaba Cleiber Quene Valenzuela Vázquez, paciente que llegó descompensado con su tensión arterial muy alta. Había sufrido por esa causa un accidente cerebro vascular, conocido como ACV y hoy no encuentra palabras para exaltar a los médicos cubanos.

“Llegué en muy malas condiciones, me atendió el Doctor José, yo tenía una tensión 160 con 120 y pude ingresar, finalmente me he restablecido, los médicos cubanos y todo el personal están muy pendientes de  mi salud, me brindan una atención maravillosa, me toman la presión, me dan medicamentos, poso a poco he ido evolucionando gracias a ellos”, afirma.

La Doctora Beatriz Rodríguez Plasencia es especialista en Medicina General Integral. Procedente de Villa Clara, esta joven profesional es la coordinadora del CDI de Fuerte Tiuna. Antes trabajó en el estado Táchira, y hoy vive orgullosa del colectivo de más de 40 especialistas que dirige, como una familia unida, profesional, entregada a su labor.

“Para mí ha sido de gran enseñanza, un reto trabajar con una brigada grande, nos distingue la unidad, la cooperación, atendemos a los colaboradores a quienes damos mucho apoyo ya que estamos lejos de la familia, recibimos muchas muestras de agradecimiento de la población, me he crecido en esta labor y hemos obtenido buenos resultados, gracias a nuestro equipo, y a nuestros lazos de cooperación, amistad, familiaridad que hemos alcanzado entre todos”, enfatiza.

Una historia de amor que escribe también cada día Claudia Rubiera Leyva, otra joven villaclareña, quien es  podóloga. Ella guarda entrañablemente el tiempo que estuvo en la Sala de Rehabilitación Integral de Tucupita,  en el estado Delta Amacuro, caracterizado por sus zonas fluviales y la prevalencia de comunidades indígenas.

Hoy labora en el Centro de Diagnóstico Integral “Amelia Blanco”, del distrito capital, Caracas, donde reconoce que “me he crecido en esta misión, trabajo por mejorar la salud del pueblo venezolano, he visto casos nuevos que no había tenido en Cuba, por eso creo que es  un gran aporte que mi país mande médicos cubanos internacionalistas para ayudar a otros pueblos a mejorar el sistema de salud, hemos contribuido a elevar la calidad de vida, particularmente de los diabéticos, es muy bueno tener un podólogo que los ayude,  doy gracias a Cuba, que me ha permitido estar aquí y crecerme como ser humano y profesionalmente”, expresa.

La Doctora Aisel González Torres es médico de comunidad, presta servicios en el Centro de Salud Integral “Salvador Allende”, Chuao como se le conoce, donde es Vicecoordinadora docente asistencial de una institución prestigiosa y reconocida por los servicios que ofrece y la alta calidad de los profesionales que allí trabajan.

En sus declaraciones Aisel recuerda “Llegué a Venezuela en el año 2020 como médico de comunidad, llevando asistencia médica a este pueblo desde un consultorio, luego vine a este hospital donde atendemos a colaboradores enfermos, queremos que se sientan como en casa porque estar lejos de las familias nos hace vulnerables y nosotros nos empeñamos en que se sientan lo mejor posible dentro de su enfermedad, ese es nuestro reto”.

Pero quizás, el mayor homenaje a nuestros profesionales internacionalistas de la salud son las declaraciones de Leonor Josefina Fuguet Alba, (Leonor Fuguet, como se le conoce en el mundo artístico), cantora revolucionaria, espiritual y humanista como se autodefine, quien, después de un accidente, renace a la vida y a la música gracias a las manos prodigiosas de especialistas cubanos.

“Si no hubiera sido porque los hombres y mujeres de mi ejército de batas blancas de Cuba me dijeron que yo podía contar con ellos y que mi mano estaba en sus manos, yo no hubiera podido disparar nuevamente mi fusil (mi guitarra), luego de ir a instituciones, un traumatólogo cubano me hizo un tratamiento especial, y a un mes de la rehabilitación ya toco mi guitarra otra vez, hoy vuelvo a cantar a mis Comandantes Fidel, Chávez,  y al compromiso precioso que tienen ustedes, los honro, porque cuando vienen, llegan a dar sus vidas por nuestras vidas, por eso los admiro tanto, y por eso cada vez que me piden que cante, lo hago, es mi forma de retribuir esta ofrenda de amor”.

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