Jimaguayú, por la unidad de los revolucionarios

Por su importancia histórica y enseñanzas que dejó como legado a las nuevas generaciones la asamblea de Jimaguayú efectuada del 13 al 16 de septiembre de 1895 constituye prioridad de estudio en las escuelas cubanas.

Como Maceo en su Protesta dejaba constancia de su intransigencia revolucionaria al subrayar que todo tratado de paz con España”ha de tener por base la independencia absoluta de la Isla de Cuba”, según afirma un sitio web consultado.

Fue aprobada en los campos de la localidad de igual nombre, en la provincia de Camagüey, la Carta Magna de la República de Cuba en Armas, la cual dio forma jurídica al movimiento revolucionario generalizado en el centro y el oriente del archipiélago antillano.

La falta de coordinación, unidad y criterio entre las direcciones de cuerpos de ejércitos en las provincias de Oriente, Camagüey y Las Villas que se habían incorporado a la lucha por la independencia dio lugar a que se convocara a una Asamblea Constituyente, en Jimaguayú,  a propuesta de Máximo Gómez, como homenaje al héroe Ignacio Agramonte, caído en ese lugar en 1873.

La Constitución refrendada, que regiría en Cuba durante dos años, establecía un gobierno centralizado como lo había planteado su antecesora de Guáimaro, pero a diferencia de ésta, unía en un sólo organismo los poderes legislativo y ejecutivo.

Se propuso también cerrar las contradicciones entre civiles y militares que dejó abierta la Carta Magna de Guáimaro cuando depositó en la Cámara de Representantes toda la autoridad.

Estableció una constitución provisional con el propósito de lograr la unión de las fuerzas revolucionarias para evitar las discordias surgidas en la guerra de los Diez Años y así continuar el camino de la Victoria. Dotó a la República en Armas del gobierno para dirigir la guerra por la independencia de Cuba

El primer Consejo de Gobierno quedó integrado por Cisneros Betancourt como presidente y Bartolomé Masó en calidad de vicepresidente, ambos «hombres del 68». El general Carlos Roloff ocupó la secretaría de Guerra; Portuondo Tamayo, la de Estado; García Cañizares, la del Interior, y Severo Pina Marín, la de Hacienda.

Quedaba además ratificado como General en Jefe, Máximo Gómez, y como su Lugarteniente General, Antonio Maceo.La última contienda bélica contra el colonialismo español por la independencia de Cuba, contó a partir de entonces con este trascendental cuerpo legal.

Todo quedó listo para que los patriotas elegidos integraran el revolucionario Parlamento en Jimaguayú, bajo la presidencia del camagüeyano Salvador Cisneros Betancourt.

Jimaguayú, por la unidad de los revolucionarios. Así quedó para historia aquel acontecimiento.