Con el estreno mundial de la obra «Lucile», del coreógrafo danés Johan Kobborg y concebida exclusivamente para el Ballet Nacional de Cuba (BNC), se amplían las colaboraciones de la compañía cubana con el grupo British Friends (Amigos Británicos).
La pieza del maestro Kobborg se creó para el BNC respondiendo a una solicitud de su directora y primera bailarina Viengsay Valdés, y hoy retoma sus funciones en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba en su segundo fin de semana de presentación.
En declaraciones a Prensa Latina, el coreógrafo danés expresó la energía que se trasmite en el país caribeño y dentro de la compañía danzaria.
No solo es trabajar con los bailarines, sino también hacerlo con las personalidades representativas de la cultura como Viengsay es lo que me hace estar aquí y sentirme en familia, en casa y en confianza con mis amistades, manifestó el artista.
Estas funciones están dedicadas al aniversario 20 de los Amigos Británicos del Ballet Nacional de Cuba (British Friends of Ballet Nacional de Cuba).
Kobborg comentó a este medio de prensa que una de las cosas más apreciadas por él es la propia identidad, conocimientos y energía demostrados por los bailarines del BNC, aspectos identificados a través de la danza.
Todo esto me crea una gran satisfacción y es la razón por la cual vengo una y otra vez, y sigo aquí trabajando en Cuba, reconoció.
Confieso que fue muy complicada la selección de los bailarines de aquí, he venido muchas veces, y sé del talento y la calidad de las figuras de esta compañía; una idea fue, independiente de la personalidad, notar las diferencias de características, de definiciones, quise salir de lo común en el ballet, agregó.
Se hizo muy difícil encontrar pocos para integrar la obra, pero salió el trabajo; los ensayos también fueron muy arduos y ¿qué decir del proceso de creación? Me encantó tanto como los bailarines, recalcó.
De igual forma, el montaje fue exquisito, pues contó con la asistencia de la profesora y maitre cubana Linnet González, responsable de todos los ballets incorporados a la agrupación danzaria cubana, añadió.
Gracias al altruismo de los Amigos Británicos ha sido posible todo este acontecimiento para celebrar la relación entre dicho proyecto y la más importante compañía cubana de ballet, señaló el coreógrafo.
La obra «Lucile» debe su nombre a una idea que me vino así de pronto. Ocurrió en la década de 1990 cuando aún era bailarín del Ballet Real Danés y sufrí una grave lesión en la espalda dejándome impedido para bailar casi un año, recordó.
Durante la rehabilitación, cuestionaba y dudaba de mi futuro en el ballet, sin saber si alguna vez podría volver a los escenarios, apuntó.
Luego de que interpreté a James en La sílfide, de Bournonville, reconocí el sentimiento de perseguir quimeras, y de los sueños y deseos desvanecidos cuando estos se alcanzan, reveló Kobborg.
Este maestro de la danza precisó: el ballet, el cual debió ser mi primera creación coreográfica, utiliza la icónica Lucile Grahn como una metáfora de lo que probablemente representó La sílfide para Bournonville, y para el ballet en general.
La vida y la carrera avanzan de manera maravillosa. Realmente, no había encontrado ni el momento, ni el lugar adecuados para hacer realidad mi idea y mi ballet, sin embargo, sucedió ahora, 27 años después y aquí en Cuba, gracias a Viengsay y a la gran compañía, reiteró.
Esta pieza es romántica, se trata de un amor entre dos jóvenes, con mucha fuerza y tenacidad; una historia desgarradora de amor y dolor; de pruebas y soledad; de sueños y tempestades, contó.
Kobborg es conocido por el público cubano debido a sus actuaciones en los Festivales Internacionales de Ballet de La Habana en 1998 y 2004, y en 2009 junto The Royal Ballet durante la temporada que la prestigiosa compañía británica ofreció en esta capital en el verano de ese año.
(POR: Daimarelys Pérez/Prensa Latina)