La lluvia no impidió que Remedios celebrara como cada año su tradicional San Juan. La Octava Villa de Cuba vistió sus mejores galas para su 509 cumpleaños, en un jolgorio donde cultura, leyenda, historia y tradiciones volvieron a hermanarse para continuar trazando el camino de una urbe donde el caminante viaja a épocas pasadas, a paseos señoriales de carrozas, a abanicos coloridos en los portales, desde la exquisita conservación arquitectónica de su Plaza principal.
San Juan de los Remedios es más que Parrandas, más que carrozas inigualables, más que la música de Caturla, más que la única villa colonial que preserva intacta dos catedrales católicas en sus predios, una a pocos metros de la otra, como símbolos de paz espiritual y de fe de un pueblo alegre pero también rebelde, devoto y multiétnico.
Este domingo, los remedianos volvieron a perseguir al güije y ardieron las piras en señal de eliminar los malos augurios y promover la bonanza sobre la ciudad, una tradición que pervive cada junio hace más de medio milenio.