Según el investigador de la radio Oscar Luis López, uno de los detalles de la vida del afamado escritor Félix B. Caignet nos dice que en ocasión de estar el tenor italiano Enrico Caruso actuando en el Metropolitan Opera House de Nueva York, Caignet le escribe y le envía una acuarela criolla pintada por él, además, le pide que le mande su autocaricatura, pues conoce que él es caricaturista.
El célebre tenor se la envió. Cuando en 1920 Enrico Caruso vino a La Habana, para debutar en el teatro Nacional, Caignet le escribe nuevamente diciéndole que lamenta no poder asistir a su actuación, pero que su situación económica no le permitía ir desde Santiago de Cuba a La Habana.
Entonces Caruso, por medio de su empresario, le remitió una invitación para que pudiera asistir durante toda la temporada, además del envío de un giro postal por doscientos pesos.
Esta sería la primera vez que Félix B. Caignet vendría a La Habana. En 1920, él también es crítico teatral del periódico El Sol.
La revista El Fígaro le publica un poema titulado Serenata y, más tarde, la revista Bohemia da a conocer a sus lectores un cuento corto de su autoría.
Asimismo, en 1920, Félix B Caignet comienza a escribir las narraciones infantiles que dan lugar, con los años, a la creación de Chilín y Bebita, que primeramente publica en la prensa plana.
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