Una de las más nuevas adquisiciones de este espacio es el holguinero Lino Verdecia, melómano convencido y, lo que es muchísimo mejor, un especialista en Benny Moré del que es un investigador constante.
Ya les he comentado varias veces que la etapa mexicana del Benny está prácticamente por estudiarse, con el detalle singularísimo que, hace muy poco y solo por intermedio de su viuda mexicana, pudimos saber que lo de Benny es por su admiración especial por el músico norteamericano Benny Goodman.
Lino Verdecia tiene un enjundioso trabajo sobre el Benny bolerista, en el que muestra las características significativas del Bárbaro en ese género, y su pluma plasma también que en tierras aztecas el de Santa Isabel de las Lajas adquirió allí los elementos profesionales que lo llevaron al estrellato.
Escuchen lo que el nos cuenta… De la trayectoria del Benny, es bastante conocida su etapa trashumante. Con menos de quince años, la humilde pobreza familiar provocó que desde Santa Isabel de las Lajas fuese a Vertientes para unirse con su madre. Allí, realizaría muy modestas faenas, pero también se vincularía decididamente con la música, algo que ya germinaba en él desde su infancia.
Luego de integrar efímeras agrupaciones, el próximo espacio para vivir sería La Habana y en ella se radicó justo cuando ya cumplía 21 años. La dura vida del aspirante a músico lo convirtió en uno de los tantos musiqueros, que la gran ciudad veía frecuentar los más disímiles lugares donde poder descargar y hacerse escuchar, hasta que fue a dar a las filas del conjunto de Miguel Matamoros, quien ya sí era por entonces una figura relevante en toda la cuenca del Caribe y en buena parte de los EE. UU.
Los 26 años Benny los cumpliría en México como voz prima del Conjunto Matamoros porque en junio de 1945 comenzaría allí su primer itinerario, y, cantando no solo con esa agrupación, daría inicio a lo que se puede calificar como la leyenda viva de Benny Moré.
Y aunque ya en Cuba había grabado dos boleros, Mexicanita veracruzana, de Rafael Enrizo, y Seré dichoso, de Ramón Dorta, allá tendría oportunidad para realizar 84 grabaciones de las que 15 son ubicadas en el género que nos ocupa. Independientemente de sus capacidades para guarachas, sones, mambos y porros, el bolero había centrado su interés expresivo, y entre los que grabó dos fueron de su autoría: Todo lo perdí de 1948 y Desdichado de 1951.
Durante la estadía mexicana, Benny Moré actuó en los más variados escenarios y cantó y grabó, sin pertenecer oficialmente a ellas, con las orquestas de Mariano Mercerón, Humberto Cané, Armando Núñez, Dámaso Pérez Prado, Rafael de Paz, Chucho Rodríguez, Lalo Montané y hasta con un denominado Conjunto de Benny Moré.
Para hacer justicia, he creído siempre que ahí nació la primera leyenda de Benny Moré, la que le correspondió en vida; la segunda, la eterna, llegó con su prematuro fallecimiento en 1963. Merece señalarse que, además de ser los primeros boleros suyos que grabó, Desdichado se considera la primera de todas sus composiciones, nunca grabada en Cuba y se dice data de antes de cumplir los 20 años.
Desde el primero de sus boleros el Benny plasma una de las dos más fuertes temáticas del género: esa que hace directa alusión al olvido, el engaño y la deslealtad de que ha sido víctima el compositor. Así se muestra en Todo lo perdí; tras iniciar su primera estrofa con dos interrogantes, que más que presentir enuncian un sentido quejumbroso y resentido, va hacia una segunda donde manifiesta las causas de ese estado anímico donde es razón máxima “la traición de una mujer”.
Sin embargo, asumiendo que Desdichado es el segundo bolero de su autoría que grabó, pero que fue realmente su primera composición, es fácil observar cómo están presentes motivos que serán recurrentes en temas que utilizará en años por venir, como denominar crucigrama a su vida, la fatalidad, la pérdida de fe en el amor y la imploración ante Dios. Este es el Bárbaro a dúo con Lalo Montané y la Orquesta del santiaguero Mariano Mercerón, Desdichado…
Pero no puedo perder la ocasión para que también disfruten de un tema que el Benny grabó en México con Pérez Prado y las hermanas Gaona, su preferido pero que jamás volvió a hacer, Dolor carabalí.
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