“Honrar a los muertos es vigorizar a los vivos”. La palabra del Apóstol cobra utilidad una y otra vez, en la función del heroísmo que cura sus heridas. El pueblo de Cuba entierra el 5 de marzo de 1960 a sus hijos caídos en el bárbaro atentado contra el vapor francés La Coubre el día anterior en la rada habanera. La decisión de ¡Patria o Muerte!, radica desde entonces un himno de identidad nacional, que aún canta lo más glorioso de lo cubano.
El investigador del Centro Fidel Castro Ruz, el historiador, periodista y ensayista cubano Abel Aguilera Vega, recordó que la famosa frase del líder de la Revolución constituye una disyuntiva que habría que estudiarla siempre en su contexto histórico, como igualmente en su capacidad de trascender en el tiempo.
Abel Aguilera Vega significó las investigaciones de la historiografía cubana en torno al brutal sabotaje contra el barco francés, surto en el muelle de Tallapiedra en La Habana, aunque –dijo—sin los documentos de la contraparte en las actancias, el recuento quedará siempre incompleto.
El destacado intelectual cubano reiteró la persistente negativa de las administraciones norteamericanas, de desclasificar la información de sus archivos sobre el atentado contra el vapor francés La Coubre la tarde del 4 de marzo de 1960.
En su discurso del siguiente día, en la despedida del centenar de víctimas en la histórica esquina de 23 y 12 en El Vedado capitalino, en el umbral de la necrópolis de Colón, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, pronunció por primera vez la decisión de ¡Patria o Muerte!