Aragua, Venezuela.-No hay propósito más noble que traer luz al mundo. Real o metafórica, la luz nunca hace daño. Por eso, la doctora Giselle Tosón la procura siempre para sus pacientes en el Centro Oftalmológico La Candelaria, único de su tipo en el estado venezolano de Aragua.
La joven guantanamera dirige la institución desde hace 3 años y, según confiesa, nada la satisface más que un paciente que vuelve a ver los colores del mundo.
Así ha sido, como ella misma dice, desde su primera misión internacionalista y hasta el sol de hoy.
“Tengo una misión anterior, entre el 2013 y el 2016. Vine recién graduada como médico, con un diplomado en Oftalmología. Ejercí en el estado Táchira. Regresé a Cuba y en el 2019 vuelvo a Venezuela, ya con la especialidad de Médico General Integral y el mismo perfil. Se me solicitó como coordinadora del Centro Oftalmológico de Aragua y, desde ese día, trato de mantener unida la brigada, de hacer las cosas bien y contribuir al bienestar de los pacientes.”
Por suerte, para quien lucha por traer luz al mundo y a los ojos de sus pacientes, siempre quedan buenos recuerdos. De igual forma, la satisfacción de haber cumplido su propósito.
“En esta misión he estado muy cerca de los pacientes que se operan de cataratas y otras afecciones oculares, pacientes que mejoran su visión y, por tanto, su calidad de vida. Eso reconforta mucho. Ser internacionalista y trabajar por el bien de las personas, en cualquier lugar del mundo, es un orgullo para los médicos cubanos. Es un orgullo para mí”.
La doctora Gisselle Tosón sabe que la luz nunca hará daño. Por eso, real o metafórica, nunca falta quien la produzca en el Centro Oftalmológico La Candelaria, único de su tipo en el estado venezolano de Aragua.
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