En un hecho que no recuerdo haber visto antes, este lunes fue noticia en nuestros medios la notificación del presupuesto para este año a un organismo muy importante para la vida social cubana.
No por casualidad, también viví de cerca un ejercicio similar en una organización profesional que arrancó su actividad con un análisis entre sus principales dirigentes sobre cuántos recursos financieros tendrían para 2024, y cómo hacer para emplearlos mejor e incrementar los ingresos.
Las informaciones en la Mesa Redonda de la televisión sobre varias de las medidas económicas de aplicación a partir de febrero, completaron finalmente una jornada que en muchos colectivos marcó el reinicio de las actividades laborales.
La señal distintiva en este año que recién comienza podría ser entonces la relevancia que cobran las finanzas para el país, por la intención de reajustar diversos aspectos de la economía nacional, comenta el periodista Francisco Rodríguez Cruz.
Prestarle mayúscula atención a todo lo que tenga que ver con nuestro dinero, el colectivo y el individual, se convierte así no solo en una obligación, sino en la mejor opción si queremos tener éxito en nuestros propósitos.
El entorno de escasez de recursos materiales y financieros, la inflación que no ha podido ser controlada, y la implantación progresiva de los cambios planificados en precios y tarifas, conllevará un seguimiento estrecho del comportamiento de múltiples variables técnicas, y sobre todo, humanas.
Organizaciones de masas, actores sociales en todos los niveles, entidades económicas con cualquier tipo de propiedad, autoridades gubernamentales en cada eslabón, deben cumplir con la doble responsabilidad de velar por su propio peculio, y a la vez estar pendientes de cualquier posible repercusión de toda esa combinación de factores, fundamentalmente para las personas o colectivos que pudieran sufrir afectaciones por la implementación de estas transformaciones.
La alerta y actuación rápida ante cualquier desviación o ruido en el sistema, o sea, efectos no deseados que pudieran producirse, tiene que ser la práctica cotidiana en un escenario como este.
Particular relevancia cobra en tal horizonte la disciplina tributaria, de la cual también se ha hablado en estos inicios de año, fecha que además coincide con el comienzo de las campañas de declaración jurada de dos impuestos clave: el de utilidades que pagan las empresas, y el de ingresos personales que aportan los individuos.
Cumplir con lo que le toca al fisco, para no correr el riesgo de perder más si te sorprenden evadiéndolo, constituye entonces la otra cara de esa moneda que por una cara requiere de gastos cada vez más racionales y ajustados, y por la otra clama por mayores ingresos que los sostengan.
En fin, que como decía una antigua canción romántica “El dinero no es la vida, aunque a veces lo parezca”. Porque en materia de Economía y Presupuesto, en este 2024, las finanzas individuales y colectivas son un factor cuyo comportamiento no podemos perder de vista ni un segundo.