Alguien dijo una vez con razón, que la vejez es la pérdida de la curiosidad; una mujer de la tercera edad que se siente atraída digamos por aprender a tejer, tiene garantizadas una nueva motivación e ilusión, dos sentimientos que movilizan el alma.
Así sucede con decenas de oficios y otras cuestiones de la vida que llaman la atención a cualquier edad; a diario nos preguntamos cómo se desarrollará tal suceso, y paulatinamente comenzamos a investigar sobre el tema, y luego nos sentimos apasionados con este.
De lo anterior se derivan retos y obstáculos que hay que vencer en el camino del aprendizaje, y se logra sólo si el entusiasmo lo acompaña a uno.
Según fuentes consultadas la curiosidad es, sobre todo, un instinto natural. Confiere una ventaja de supervivencia a ciertas especies y se puede encontrar en sus genomas. Es algo natural que le sucede a los seres humanos y a los animales, especialmente a los individuos más jóvenes.
Puede considerarse una cualidad innata de muchas especies diferentes. Es común a los seres humanos en todas las edades desde la infancia hasta la edad adulta, y es fácil de observar en muchas otras especies animales; entre ellas, los simios, los gatos y los roedores. Las primeras definiciones citan la curiosidad como un deseo motivado de información. Se ha dicho que este deseo de motivación surge de una pasión o un apetito de conocimiento, información y comprensión.
Estas ideas tradicionales de la curiosidad se han ampliado recientemente para considerar la diferencia entre la curiosidad como el comportamiento exploratorio innato que está presente en todos los animales y la curiosidad como el deseo de conocimiento que se atribuye específicamente a los humanos.
Resultará importante conocer las posibilidades que cada cual tiene para alcanzar el éxito, aunque se puede calificar de triunfo sólo el hecho de sentirnos curiosos e indagar más, mientras recordamos que en los inicios no sabíamos de qué se trataba.
Como afirmó el escritor cubano José Lezama Lima en su novela cumbre Paradiso: sólo lo difícil es estimulante, así sucede con el conocimiento: mientras más trabajo nos cueste adquirirlo, mayor será la satisfacción que sentiremos al lograrlo.
Nadie piense que será fácil emprender proyectos novedosos pues se requerirá fuerza de voluntad, entusiasmo y sobretodo constancia.
A cualquier edad, alejarse de la rutina y lo aburrido , será suficiente para acercarnos a lo novedoso; aprovechar las horas del día en hacer alguna tarea útil y entretenida que despierte el interés, será la antesala de sentir curiosidad por algo más complejo. Por supuesto cada cual llevará a cabo su propósito en el entorno que desarrolle su vida.
Lo positivo es que, puede, si se lo propone y le gusta, prepararse digamos en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, o si lo prefiere, aprender otro idioma, y así muchas otras cosas.
En fin, si siente interés por los descubrimientos de la ciencia y la técnica en las sociedades modernas, y en general quisiera conocer detalles sobre algo novedoso, y de manera más cercana en la cotidianidad. No lo dude. Esa actitud curiosa, le permitirá sentirse joven y entusiasta el resto de su vida.