Llegar con nuestro equipo de prensa a la Región Barlovento, en el Municipio Acevedo en la Parroquia Arévalo González, perteneciente al Estado Miranda, da la oportunidad de conocer una comunidad pobre. Igual permite estrechar las manos de especialistas cubanos que fundan sueños y defienden el mayor derecho humano, el derecho a la vida.
Allí viven personas muy humildes, cuya principal actividad económica es la siembra y cosecha de cacao, una población de bajos recursos, que vio la luz cuando abrió sus puertas el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) “El Clavo”, en la localidad del mismo nombre.
Cuentan que, sin explicación científica, en ese lugar nacen más niños varones que hembras. Y por primera vez, desde que llegaron los médicos cubanos, no hay que trasladarse a kilómetros de distancia ni pagar altas sumas de dinero en un hospital privado para que una madre traiga su bebé al mundo. Allí, en El Clavo, nace la esperanza.
La Doctora Ilianne Sánchez Espinosa, Jefa del CDI. Jamás pensó que una misión le traería tanta satisfacción y orgullo.
“Es una experiencia muy bonita, por la situación geográfica y la lejanía de las viviendas hacemos este servicios, el hospital queda distante y las pacientes llegan a término, incluso con trabajo de parto, y nosotros trabajamos unidos con todos los requerimientos para que el bebé nazca bien, las familias y los pacientes cuando terminamos nos dicen ¡Cuba, Cuba, Cuba, gracias!, y quieren que nos quedemos aquí”, afirma.
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La Brigada es pequeña, tiene 14 integrantes que han vivido momentos únicos. En un Salón de Operaciones con las condiciones indispensables, ellos se han ganado la confianza de una comunidad que ha visto nacer a sus niños en la institución médica, ha sido como una bendición.
“Tenemos un intensivista, una doctora que realiza Ultrasonidos y especialistas en Medicina General Integral, nosotros en la carrera rotamos por la especialidad de Ginecología, y aprendemos todos los procederes. Somos un equipo muy unido, nos preparamos, hacemos reuniones metodológicas y nos capacitamos para un buen servicio. Cuando llega una paciente a término lo recibe el médico de guardia, me localizan como especialista en MGI, la valoramos, le hacemos el trabajo de parto, y siempre hemos concluido con buenos resultados”, señala.
El Doctor Darién Blanco Torres es médico intensivista del CDI “El Clavo”, y siente que allí se ha crecido como especialista, y como ser humano porque “desde que llegué he participado en la realización de partos, cuando roté en mi carrera lo hacíamos, en este centro contamos con los recursos básicos y es una honda satisfacción ver que somos indispensables en esta comunidad”.
La Doctora Yusimí Barrera Sánchez es médico ecografista. Para ella no hay experiencia más hermosa que ver el nacimiento de un niño.
“En este CDI me siento muy feliz cuando veo al niño salir por el canal de parto. Recuerdo un parto complejo, pero fue un macrofeto, el niño pesó casi 9 libras, pero lo logramos. Somos seres humanos también y ver el nacimiento de un niño junto con la madre nos marca para siempre”.
Son historias del CDI “El Clavo”, donde médicos cubanos se han convertido en guardianes de la vida. Ahora mismo, la Doctora Ilianne siente que jamás borrará de su mente y su corazón esos recuerdos que le hacen saltar las lágrimas de emoción. Solo de recordar estos acontecimientos, la primera vez que hizo un parto en este sitio lejano y humilde.
El 31 de diciembre fue mi primera experiencia, la paciente estaba en trabajo de parto, todo fue muy rápido, no dio tiempo siquiera ni de llamar una ambulancia, dio a luz aquí con el concurso de todos, nos abrazamos, fue el mejor regalo para esperar el año nuevo. No hay nada que pueda compararse al placer inmenso de disfrutar la sonrisa de una madre cuando ve por primera vez el rostro de su bebé.”
Así, en el Clavo, una comunidad muy humilde de Venezuela, se salvaguarda el derecho a la vida, cada vez que nace un niño y se escuchan dos palabras que son un bálsamo: ¡Gracias, Cuba!