La comunidad internacional reitera una vez más su condena contra el bloqueo. Es la inhumana y genocida política que mantiene Estados Unidos contra nuestro país para cercarnos y hacernos sucumbir.
Es tal la prepotencia del imperio que, aún cuando el repudio a esta obsoleta política crece, lejos de aliviarla o quitarla, la recrudecen, para intentar un mayor impacto en su aplicación hacia el interior de la nación, su economía y por ende, en el pueblo.
Es el doble rasero y la hipocresía de los gobiernos de Estados Unidos el que predomina, intentando mostrar ante el mundo que la presentación anual del informe cubano contra el bloqueo en Naciones Unidas, es solo un asunto que competería a los dos países.
Es parte de su juego, y también del propio cerco económico y comercial, buscar que la comunidad internacional crea que para el resto del planeta el bloqueo no existe y constituye un asunto a dirimir solamente entre Cuba y Estados Unidos.
La política de bloqueo, un entramado de leyes y acciones como respuesta a la existencia misma de la Revolución cubana, es extraterritorial porque afecta a terceros, ejerce presión sobre otras naciones e instituciones comerciales y financieras cuando establecen intercambios con Cuba, aplica durísimas sanciones a bancos para que no puedan desarrollar transacciones bilaterales, porque cuando a nuestra nación la incluyen de forma unilateral en una espuria lista de países patrocinadores del Terrorismo, el propósito es endurecer aún más cualquier posible vínculo con instituciones financieras, el acceso a créditos, representa entorpecer y manipular a terceros para que lo piensen dos veces a la hora de favorecernos.
El bloqueo sí existe, y durante el período de enfrentamiento a la COVID, se manifestó con tal crudeza, que la administración estadounidense hizo todo lo posible para evitar la llegada a fronteras del oxígeno necesario para la atención a pacientes críticos afectados con la enfermedad e insumos o equipos imprescindibles para las terapias intensivas, entre ellos ventiladores pulmonares destinados a salvar vidas humanas.
El bloqueo sí existe cuando niños que padecen afecciones oncológicas no pueden acceder a medicamentos de última generación con patentes estadounidenses, poniendo en serio riesgo sus vidas, sin contar el sufrimiento para sus familias y la impotencia por no poder contribuir a mejorar la salud de sus seres queridos.
El bloqueo sí existe cuando la administración estadounidense persigue a buques cargados de combustibles o los amenaza para establecer duras sanciones contra bancos o instituciones.
El bloqueo sí existe cuando nuestro país no puede desarrollar un comercio normal con Estados Unidos como ocurre en el resto del planeta, o necesita cambiar dinero por otras vías que no puede ser el dólar estadounidense porque la misma estrategia de cerco económico lo impide. Por lo tanto, para Cuba cualquier producto o materia prima adquirida fuera de fronteras le cuesta mucho más que su precio original o como lo adquiriría otra nación no bloqueada.
La comunidad internacional reitera su repudio contra la política injusta, genocida e inhumada que representa el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, desafiado por el pueblo desde que se levanta hasta que se acuesta, sufrido por la propia escasez de transporte y la contracción en la entrada de moneda libremente convertible a partir de la reducción del ingreso de turistas muchas veces por el riesgo país que implica, y también de las inversiones foráneas que generan desarrollo.
El bloqueo de Estados Unidos sí existe y constituye uno de los más grandes actos de genocidio de la historia que sucesivas administraciones estadounidenses mantienen en contra de la voluntad de todo un pueblo.