Rendir cuentas ante la población por la gestión de los ministerios encargados de ejercer y controlar las diferentes políticas y programas de Gobierno es una práctica que transparenta el sistema social cubano, a pesar de las dificultades que debe atravesar, para responder a la demanda y necesidades de la población.
Teniendo como uno de los pilares fundamentales de gobierno la Comunicación Social, esta práctica permite proveer a la población de la información oportuna y necesaria sobre los principales asuntos que la afectan y refrendan el carácter público de la información y la obligatoriedad de ofrecerla.
Uno de los temas más atacados por la contrarrevolución durante los últimos tiempos es el de la canasta familiar normada, un sistema propio de Cuba, que a pesar de enfrentar avatares de todo tipo, sigue siendo una alternativa para mantener equidad y sostener una mayor justicia social en medio de las difíciles condiciones que enfrenta la nación.
La más reciente Mesa Redonda televisiva estuvo dedicada a ofrecer información sobre la gestión del Ministerio de Comercio Interior, el cumplimiento de las estrategias de este sector para la modernizar y perfeccionar las unidades y sistemas de trabajo, y poder dotar de mayor sostenibilidad a la oferta, resultado que, como se explicara, depende en gran medida de las condiciones del mercado externo y de las posibilidades del país para importar determinados productos que garanticen no solo la canasta familiar normada, sino la atención a personas en condiciones de vulnerabilidad, entre otras.
El escenario además de complejo, lo es más cuando se trata de las unidades del comercio y la gastronomía bajo la tutela estatal, porque conviven con actores económicos no estatales que de muchas maneras obligan a las primeras a sostener una mayor oferta y calidad en los servicios para poder enfrentar la competencia.
El Ministerio de Comercio Interior se ha propuesto un programa de perfeccionamiento de sus unidades, según la titular del sector, basado en la autogestión con otros actores, entre ellos no solo las Mipymes o cooperativas, sino también los productores agropecuarios y las empresas estatales que realizan producciones en el mercado cambiario.
Sin embargo, transversal a todo este sistema sigue siendo la asignatura pendiente de aprobación la atención al cliente que cuando presenta fisuras, echa por tierra esfuerzos en la autogestión, y aun cuando la oferta sea de calidad, el cliente lo percibe como un problema que le afecta.
Como punto de mira, porque abarca a la totalidad de la población, están las condiciones en que se gestiona la canasta familiar normada, en un contexto donde los precios de los alimentos en general presentan una apreciable subida de los precios tras el período de enfrentamiento a la COVID, los fletes igual y la producción de bienes en general no tienen los mismos volúmenes de antes de la pandemia.
Por lo tanto, para Cuba es más difícil llegar a completar ese ejercicio permanente de satisfacción de todas las demandas de la población o las básicas, ya sea porque en algunos casos hay que importar lo necesario y el período de transportación de los productos demora, además de que cuando tocan suelo nacional hay que distribuirlos.
Lo otro es que la producción nacional no da respuesta a las necesidades y hasta la actualidad la canasta familiar normada básicamente proviene de la importación una tendencia que se ha dicho debemos revertir en el más corto plazo posible lo que implica producir más.
En condiciones prácticamente atípicas, más las condiciones de economía abierta en que opera el país, y las medidas cada vez más crecientes del bloqueo de Estados Unidos, se impone no solo el perfeccionamiento y la búsqueda de sistemas de trabajo que impliquen pensamiento creativo y mayor autogestión, sino paralelamente producir cada más más para depender cada ver menos de las importaciones. Es una de las salidas para aliviar las constantes tensiones en que opera actualmente la economía nacional.