Con la voz del sur, la que ha defendido Cuba desde hace más de 60 años, habló el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante su intervención en el 78 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
«Traigo a esta Asamblea la voz del Sur, la de los “explotados y los vilipendiados”, como se le oyó decir al Che Guevara en esta misma Sala hace casi 60 años».
El Jefe de Estado, quien llevó al podio del organismo internacional la verdad de Cuba y del G-77 y China dijo que hay «pueblos diversos con problemas comunes» realidades confirmadas durante la reciente Cumbre del Grupo de los 77 y China, a la que asistieron más de 100 representantes de las 134 naciones que integran el mecanismo.
El gran desafío de la agrupación que lidera, el más amplio, representativo y diverso del mundo multilateral, abarcó gran parte de la alocución. “Los países representados en el G77 y China, donde vive el 80 por ciento de la población mundial, no solo tenemos el reto del desarrollo, sino también la responsabilidad de modificar las estructuras que nos marginan del progreso global y convierten a muchos pueblos del Sur en laboratorios de renovadas formas de dominación. Urge un nuevo y más justo contrato global”.
El tema que ha marcado esta convocatoria, la evaluación y relanzamiento de la Agenda para el Desarrollo, ocupó parte del discurso del dignatario antillano. A solo 7 años del plazo fijado para el cumplimiento de la esperanzadora Agenda 2030, el panorama es desalentador, valoró. “Los esfuerzos de los países en desarrollo no bastan para implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De manera clara demandó acciones concretas de acceso a mercados, financiamiento en condiciones justas y preferenciales, transferencia de tecnologías y cooperación Norte-Sur.
Seguidamente expresó “No estamos pidiendo limosnas ni rogando favores. El G-77 y China reclama derechos y continuará demandando una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, porque es profundamente injusta, anacrónica y disfuncional. Porque fue diseñada para lucrar con las reservas del Sur, perpetuar un sistema de dominación que acrecienta el subdesarrollo y reproducir un modelo de colonialismo moderno”.
A partir de que la mayoría de las naciones del G-77 se ven compulsadas a destinar más recursos al servicio de la deuda que a inversiones en salud o educación, el Presidente se preguntó: ¿Qué desarrollo sostenible puede alcanzarse con ese dogal al cuello?
En nombre del G-77 y China Díaz-Canel demandó instituciones financieras en las que los países del sur tengan real capacidad de decisión y acceso a la financiación, además pidió renegociaciones de la deuda a través de garantías de crédito, intereses más bajos y plazos de vencimiento más extensos.
En sus palabras ante uno de los 6 órganos principales de las Naciones Unidas, el Jefe de Estado abordó temas como la crisis climática y calificó de tarea prioritaria cambiar de una vez los paradigmas de la ciencia, la tecnología y la innovación. A los resultados en esta área derivados de la Cumbre del G-77 en La Habana se refirió el Primer Secretario del Comité Central del Partido.
Sobre las prespectivas del mecanismo comentó: «El G-77 está convocando a una Cumbre de Líderes del Sur, a celebrarse el próximo 2 de diciembre en el contexto de la COP28, en Dubái. Esta iniciativa, inédita en el marco de una Conferencia de las Partes, será un espacio para articular las posiciones de nuestro Grupo al más alto nivel, en el contexto de las negociaciones climáticas».
«La COP 28 demostrará si, más allá de los discursos, hay real voluntad política de las naciones desarrolladas para alcanzar los impostergables acuerdos que se requieren en esta materia».
Más adelante en sus palabras el Jefe de Estado afirmó: “Cuba no cejará en sus esfuerzos para impulsar el potencial creativo, la influencia y el liderazgo del G77. Nuestro Grupo tiene mucho que aportar al multilateralismo, la estabilidad, justicia y racionalidad que hoy requiere el mundo”.
A todos los problemas y desafíos que caracterizan la realidad de nuestras naciones y movilizan a los pueblos, se añaden las medidas coercitivas unilaterales, eufemísticamente llamadas sanciones, que se han convertido en práctica de estados poderosos que pretenden actuar como jueces universales, para debilitar y destruir economías y aislar y someter a estados soberanos.
En esa idea expresada en el plenario el Presidente Díaz-Canel resumió la denuncia de un planeta donde los poderosos marcan la pauta y castigan a quienes elijan salirse de ella.
«Cuba, dijo, no es el primer estado soberano contra el que se lanzan medidas de ese carácter, pero es el que por más tiempo las ha soportado, a despecho de la condena mundial que cada año se expresa de manera casi unánime en esta Asamblea, irrespetada y desoída en su voluntad expresa, por el gobierno de la mayor potencia económica, financiera y militar del mundo».
«No fuimos los primeros y no somos los últimos. Las presiones para aislar y debilitar economías y estados soberanos, hoy afectan también a Venezuela, Nicaragua y antes y después, han sido el preludio de invasiones y derrocamientos de gobiernos incómodos en el Oriente Medio».
El mandatario recordó que hace cinco años habló desde el mismo podio, donde antes estuvieron el líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y el General de Ejército Raúl Castro Ruz, «para exponer esas verdades y los ideales de paz y justicia de un pequeño archipiélago que ha resistido y resistirá a la altura de la dignidad, el valor y la inquebrantable firmeza de su pueblo y su historia».
«Pero no puedo pasar por esta tribuna mundial sin denunciar, otra vez, que hace 60 años Cuba sufre un bloqueo económico asfixiante, concebido para deprimir sus ingresos y nivel de vida, padecer escasez contínua de alimentos, medicinas y otros insumos básicos y coartar sus potencialidades de desarrollo».
«Esa es la naturaleza y esos son los objetivos de la política de coerción económica y máxima presión que aplica el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, en violación del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas».
No existe una sola medida o acción de Cuba -aseveró el mandatario- para dañar a los Estados Unidos, para perjudicar a su sector económico, su actividad comercial, o su tejido social.
«No existe acto alguno de Cuba que amenace la independencia de los Estados Unidos, su seguridad nacional, que lacere sus derechos soberanos, interfiera en sus asuntos internos, o que afecte el bienestar de su pueblo. La conducta estadounidense es absolutamente unilateral e injustificada».
«El pueblo cubano resiste y vence creativamente cada día frente a esa guerra económica despiadada, que desde 2019, en plena pandemia, escaló de modo oportunista a una dimensión aún más extrema, cruel e inhumana. Las afectaciones son brutales».
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba denunció que «con saña y precisión quirúrgica, en Washington y la Florida han calculado cómo infligir el mayor daño posible a las familias cubanas».
Estados Unidos persigue y ha tratado de impedir los suministros de combustible y lubricantes a nuestro país, acción que parecería impensable en tiempo de paz. Así el mandatario dio inicio a una enumeración de acciones nefastas con las cuales se ha ido armando una guerra que va más allá de todo límite pensado.
«En un mundo globalizado no es solo absurdo, sino criminal, prohibir el acceso a tecnologías, incluyendo equipamientos médicos, que tengan más de un 10% de componentes estadounidenses».
«Es vergonzosa su actuación contra la cooperación médica que presta Cuba en numerosas naciones. Llega a amenazar abiertamente a gobiernos soberanos por solicitar esa contribución y responder a las necesidades de salud pública de sus poblaciones».
«Estados Unidos priva a sus ciudadanos del derecho a viajar a Cuba, desafiando su propia Constitución».
«El recrudecimiento del bloqueo impacta en los altos flujos migratorios que se registran en nuestro país en los últimos años, lo que supone un costo doloroso para las familias cubanas y consecuencias demográficas y económicas adversas para la nación».
A propósito del mundo al revés, el Presidente cubano denunció que «el gobierno de los Estados Unidos miente y hace un enorme daño a los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo, cuando acusa a Cuba, sin fundamento alguno, de ser un país patrocinador de ese flagelo».
«Amparados en esa arbitraria y fraudulenta acusación, extorsionan a cientos de entidades bancarias y financieras en todas partes del mundo y las obligan a elegir entre continuar sus relaciones con los Estados Unidos o mantener sus vínculos con Cuba».
«Nuestro país sufre un cerco real, una guerra económica extraterritorial, cruel y silenciosa. Se acompaña de una poderosa maquinaria política de desestabilización, con fondos millonarios aprobados por el Congreso de los Estados Unidos, con el fin de capitalizar las carencias que provoca el bloqueo y socavar el orden constitucional del país y la tranquilidad ciudadanas».
«A pesar de la hostilidad de su gobierno, continuaremos tendiendo puentes con el pueblo de los Estados Unidos, como hacemos con todos los pueblos del mundo».
«Fortaleceremos, cada vez más, los vínculos con la emigración cubana en cualquier rincón del planeta», aseguró el Jefe de Estado.
La promoción y protección de los derechos humanos es un ideal común, que demanda un genuino espíritu de respeto y diálogo constructivo entre los Estados, dijo el mandatario.
«Lamentablemente, a 75 años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la realidad es muy diferente. Esta temática se ha convertido en un arma política de naciones poderosas que buscan someter a sus designios geopolíticos a naciones independientes, fundamentalmente del Sur».
Ningún país está exento de retos, como ninguno tiene autoridad para considerarse un paradigma en materia de derechos humanos y estigmatizar a otros modelos, culturas o Estados soberanos, afirmó el Jefe de Estado de la Mayor de las Antillas. Y añadió:
«Defendemos el diálogo y la cooperación como vías efectivas para la promoción y protección de los derechos humanos, sin politización ni selectividad; sin la aplicación de dobles raseros, condicionamientos ni presiones».
«En ese espíritu, Cuba ha presentado su candidatura al Consejo de Derechos Humanos para el período 2024-2026, en las elecciones que tendrán lugar el próximo 10 de octubre. Agradecemos de antemano la confianza de los países que ya nos han otorgado su valioso apoyo».
«Continuaremos nuestro esfuerzo transformador, dijo el dignatario, en la búsqueda de salidas al cerco que nos impone el imperialismo estadounidense y de vías para lograr la prosperidad con justicia social que merece nuestro pueblo».
«En ese empeño, no renunciaremos nunca al derecho a defendernos».
El Presidente cubano concluyó sus palabras «extendiendo una invitación a todos a trabajar por superar las diferencias y enfrentar juntos los retos comunes, con sentido de urgencia».
«Para ello, las Naciones Unidas y esta Asamblea General, incluso con sus limitaciones, son el instrumento más poderoso de que disponemos».
«Cuenten siempre con Cuba para defender el multilateralismo y promover juntos la paz y el desarrollo sostenible, para todos. Siempre será un honor pelear por la justicia, compartiendo las dificultades y los desafíos con los “explotados y vilipendiados” dispuestos a cambiar la historia. Somos más. Y venceremos», enfatizó el Presidente Díaz-Canel Bermúdez.
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