Por Esther De la Cruz Castillejo
Fotos: Reynaldo López Peña
Las Tunas– En el año 2020 Unicef en Cuba confirmaba la existencia de 968 niños y adolescentes con menos de 18 años que padecían algún trastorno del espectro autista. En varios territorios cubanos las cifras han crecido en las últimas décadas.
Entre ellos está Pablo, el hijo de Saimy, una madre amantísima que centra parte importante de sus días en lo vital de visibilizar la realidad de las personas especiales, como el pequeño que ya es más alto que ella, ronda los 13 años y le ha vuelto la existencia diferente y marcada por la paciencia y el amor.
Ella asegura que vivir con Pablo es “difícil y a la vez maravilloso” y compartió con nosotrosparte de sus rutinas. Supimos, gracias a eso, que despierta siempre a las 6:45 am, como reloj suizo; que ni de bebé disfrutó que lo cargaran y arrullaran mucho y que se siente incómodo en los espacios concurridos, al punto de que los nervios le juegan malas pasadas y llega a vomitar, a estresarse mucho.
Pablo es ya un adolescente y, por eso, sus padres le acompañan también en el difícil proceso de comprensión del mundo que ahora tiene delante, pero ellos necesitan más.
No bastan, para estas personas especiales, el cariño y la prestancia de la familia y amigos, precisan del apoyo de la sociedad toda, porque son parte de ella y también requieren ser aceptados.
Desde Rebelde, la voz de esta madre cubana, invita a reflexionar sobre lo que es vital y no podemos perder en tiempos de crisis: empatía, tolerancia, respeto, amor…
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