El 15 de octubre de 1960, a meses del triunfo de la joven Revolución Cubana el Comandante en Jefe Fidel Castro declara ante las cámaras de la Televisión Nacional, cumplido en lo esencial, el Programa del Moncada, expuesto en el documento La Historia me Absolverá.
El poder económico y político de los grandes privilegios en Cuba han sido liquidados (…) y anunciaba el inicio de una segunda etapa, cuyos métodos, en la transformación económica y social, serán distintos. Se proclamaba así el inicio del período de la construcción del Socialismo en Cuba.
Con la firma de la Ley de Reforma Urbana, el Gobierno Revolucionario declaró ante el pueblo cubano y el mundo que la Revolución Cubana había cumplido el Programa del Moncada, contenido en La Historia me Absolverá donde -concretados en seis puntos-, se recogían los principales problemas de la nación hacia los cuales se dirigirían todos los esfuerzos tras la conquista de las libertades públicas y la democracia política.
En un programa especial de Ante la Prensa, la tarde del 15 de octubre, al referirse a la significación y esencia de esta ley aprobada 22 meses después del triunfo de la Revolución Fidel expuso: La Ley de la Reforma Urbana se concibió desde la época del Moncada. Además, es el único punto que faltaba. Así que tiene sus orígenes en aquella época. […] El principio fundamental de esta Ley era convertir en propietario de las casas a los arrendatarios .
En su amplia exposición, Fidel calificó de históricos esos días de octubre, por cuanto se había cumplido el Programa del Moncada “que ha sido, dijo, el documento que guió la conducta del Gobierno Revolucionario y el documento que guía, o los principios que guían, la conducta del Gobierno Revolucionario en este momento”.
Entre los puntos principales, proyectaba, entre otros, el problema de la tierra, el de la industrialización, la vivienda, el desempleo, la salud del pueblo y la educación, uno de los sectores más precarios, incluido gracias a su visión política, ante el cuadro de un millón de analfabetos y 600 mil niños sin escuelas, en contraste con 10 mil maestros sin empleo.
“Allí se prometían la devolución al tesoro del país de las riquezas materiales y financieras malversadas por políticos corruptos, vicio que nació con la república tutelada, y se abordaban con criterios revolucionarios aspectos medulares para el desarrollo de la nación”-según un artículo consultado-.
El documento retrataba la situación económica y social que tenía el país en esa época como eran 600 mil cubanos sin trabajo y 500 mil obreros del campo que laboraban sólo cuatro meses al año y el resto del tiempo pasaban hambre.
También 200 mil familias campesinas no tenían una vara de tierra donde sembrar para dar de comer a sus hambrientos hijos, y más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaban en manos extranjeras.
Además, dos millones 200 mil personas de la población urbana pagaban alquileres que absorbían entre un quinto y un tercio de sus ingresos y dos millones 800 mil de la población rural y suburbana carecía de luz eléctrica.
A las escuelitas públicas del campo asistían descalzos, semidesnudos y desnutridos menos de la mitad de los niños en edad escolar; el 90 por ciento de los del campo era devorado por los parásitos.
El programa del Moncada avizoró un porvenir mejor para los cubanos. La Revolución lo cumplió cabalmente.