Maceo y Che, dos paradigmas de la historia de Cuba

Aunque nacidos en épocas diferentes, Maceo y el Che, han tenido la impronta de fusionarse en el tiempo, y dejar entre los cubanos una huella indeleble para todos las épocas.

Antonio Maceo y Grajales, nacido de una madre épica hace 178 años, que inculcó a sus hijos el espíritu y deber de luchar por la independencia de su Patria y convertir ese principio en razón de ser sus vidas.

Maceo, el gran General mambí, del que se afirmara tenía tanta fuerza en la mente como el brazo. Mulato temido en el combate, con una ética a toda prueba, hombre integral, recio de carácter y fuerte como un roble.

El Maceo de la Protesta de Baraguá, que lo mantuvo inclaudicable frente al General español Martínez Campos para demostrar que principios como la independencia de Cuba jamás serían negociables. De este acto-símbolo Fidel afirmó, a propósito del centenario de este histórico hecho:

«Hay que decir que dejó realmente a nuestro pueblo una herencia gigantesca, infinita, con esa actitud […] con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo; y […] las banderas de la patria y de la revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocadas en su sitial más alto».

El Maceo, amigo, con múltiples heridas de balas en su cuerpo; el gran estratega militar; el hombre de carne y hueso inmortalizado como el Titán de Bronce, el de la resistencia en los campos redentores donde libró incontables y duras batallas, entre las que se cuentan más de 600 acciones combativas, el de la insaciable idea de entregar su vida si fuera necesaria antes de ver su tierra sometida al enemigo.

Por coincidencia, 83 años después al nacimiento de Antonio Maceo y Grajales nace en otras tierras de América del Sur, Ernesto Guevara de la Serna, para los cubanos simplemente el Che.

Fuente: El País

No solo fue el azar de la vida, al nacer en fechas similares de años diferentes quien los unió, sino la coincidencia de pensamiento, en el que esencias como la independencia, el patriotismo, el humanismo, la coherencia entre el decir y el actuar, formaron parte de sus acciones.

El Che un ser humano muy elevado, que trasciende por su pensamiento la época en que vive. Su Patria fue América, Cuba su casa querida que lo acogió como a un hijo, Fidel su jefe de siempre al que se confió con toda su fuerza y actitud; el Che el modelo de revolucionario que soñamos, «porque el Che reunía en él raras virtudes que casi nunca aparecen juntas», expresaría sobre su figura Fidel, «porque era un hombre de ideas y un hombre de acción.

Ese Che recio de carácter pero amigo, humano, sensible, profundo hasta el detalle, padre amoroso, el primero en decir pero también en hacer, el que abrazó la idea martiana de que «Patria es Humanidad» y la practicó al ofrecer su vida en otras tierras de América.

¿Qué diría el Che al apreciar la labor del personal médico cubano prestando ayuda solidaria en otras tierras de mundo?

¿Cómo encararía los complejos momentos que vive el país donde valores como el de independencia y soberanía estuvieron siempre en el cénit de su pensamiento?

¿Cuál sería su batalla ante la construcción de ese hombre nuevo que soñó dentro del Socialismo, en las condiciones actuales de asedio de la furia imperial que no solo se expresa en cerco económico y financiero contra nuestra nación sino en la guerra mediática?

¿Cuál sería en tiempos como este su modelo de hombre revolucionario?

Al Che hay que continuarlo viendo vivo. Su pensamiento trasciende, y nuestro mejor homenaje es practicar cotidianamente los principios que nos legó, porque aún en circunstancias distintas, constituyen brújula para el combate y la resistencia resumido en otra frase que dejó para todos los tiempos «No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada».

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