Cuando a inicios de año en cada territorio se debatió la estrategia de desarrollo local a nivel territorial, quedó pactado que a mediano plazo se evaluaría la marcha de sus resultados.
Es un proceso que comenzó hace unas horas por la provincia de Artemisa, uno de los territorios con mayor potencial en la producción de alimentos del país, y distante aún de aportar lo que demanda la nación.
Las intensas jornadas de debate que deben proseguir hacia el resto de las provincias, no constituyen de ninguna manera meros encuentros entre las máximas autoridades del país y los actores principales para hacer avanzar las provincias, se necesitan ya mostrar resultados, no solo ser críticos y autocríticos, sino concretar acciones que resultaron concebidas integralmente y que, entre todas, tienen como objetivo hacer sostenible la producción de alimentos, el incremento de renglones hacia el mercado interno, la disminución de las importaciones y el aumento de las exportaciones, entre otros propósitos.
Si analizamos cuál es el factor común que mueve estos encuentros como parte del impulso a la Batalla Económica como pilar principal para la seguridad del país, está el papel del municipio, la necesidad de avanzar hacia su mayor autonomía, que requiere identificar todas sus potencialidades endógenas y articular a todos los actores económicos y sociales de los territorios- estatales y no estatales-, junto con el conocimiento que aportan las universidades y el resto de los sectores productivos.
Sí es posible. Porque en recorridos por los municipios se demuestra la existencia de ejemplos donde la creatividad, la inteligencia, las alianzas y el uso de recursos naturales locales permiten avanzar con sostenibilidad, para generar renglones que a nivel local resuelven problemas y tienen el reconocimiento de la población.
La interrogante continúa siendo ¿por qué unos pueden y otros no? En varias ocasiones he escuchado afirmar al Presidente en intercambios con productores de cooperativas o en Proyectos de Desarrollo Local y cito ¨ustedes son sabios¨.
Creo que en la frase está una buena parte de las respuestas. Es imposible continuar pensando igual que años atrás, esperando que alguien provea de los recursos necesarios para producir, o dependiendo de las importaciones.
Se ha repetido hasta la saciedad la demanda de pensar diferente, mirar alrededor primero para saber qué podemos sacar y cómo lo incorporamos a nuestra rutina productiva, el imperativo de potenciar el pensamiento colectivo. Sin embargo, a nuestro juicio, esa filosofía de trabajo no ha prendido lo suficientemente como para dar el salto que necesitamos ya.
Sí existen tierras ociosas, áreas que requieren ser cultivadas, incluso en sitios próximos a presas o pequeños embalses que no demandan de sistemas de riego sofisticados con gastos de combustibles que ahora no tenemos ¿por qué no se siembran? Cada hectárea sin cultivar representa menos alimentos para una nación que debe erogar millones de dólares anuales en la compra de productos en el exterior.
Es cierto que todos los municipios no tienen las mismas características: unos son mayormente agropecuarios, otros más industrializados, los menos tienen ambas cosas y algunos dependen del abastecimiento proveniente de otros sitios. Sin embargo, los que pueden ser autosustentables tampoco en la mayoría de los casos han demostrado el aporte suficiente para quitarle carga al Estado, ¿qué lo impide?
Si bien puede influir la ausencia o escasez de insumos para cultivar con mayor potencialidad, igualmente resulta cierto que cuando lo tuvimos, no siempre los rendimientos fueron los mejores.
Producir alimentos en el país, es una cuestión de sí o sí, es de los asuntos donde nos va el presente y futuro de la nación. Los encuentros en las provincias van a contribuir a continuar elevando la varilla de la exigencia para aproximarnos a alcanzar estos propósitos. Pero al final, la batalla se gana a nivel local, poco a poco, sumando voluntades para también sumar producciones con la mayor calidad posible, y de manera sostenida.