Nuestra Serie Nacional de Béisbol es un Joya
Diego Méndez
Redacción Deportiva de Rebelde
diego@radiodebelde.icrt.cu
2 de Diciembre
de 2008, 2:30 p.m.
LA HABANA, CUBA.- Está en marcha la temporada beisbolera 2008-2009, que tendrá una gran importancia porque servirá de base a la preparación de nuestros peloteros para dos competencias internacionales de mucha calidad: primero, el segundo Clásico mundial en el mes de marzo, y luego, en septiembre, la Copa del orbe que tendrá por escenario al viejo continente.
Que sea nuestra Serie Nacional el más relevante espectáculo para el pueblo cubano, le otorga una connotación especial; pero en este caso, será además, el punto de partida para la conformación de nuestro equipo nacional para una competencia como la del Clásico, que seguramente se convertirá en el torneo más fuerte en la historia del Béisbol.
En el 2006, con ocasión de la primera versión, el nivel fue tan alto, que todos los especialistas coincidieron en que era lo mejor visto en más de un siglo de Béisbol, y ahora, todos están de acuerdo en que se puede superar el tope alcanzado entonces.
Para nosotros, es lo nuestro lo mejor y lo más importante, incluso, por encima de toda confrontación internacional, pero no seríamos objetivos si no fuéramos capaces de aquilatar correctamente la cota que imponen algunos torneos.
Por ejemplo, la tremenda concentración de fuerza que se presenta en el clásico, hace que esa justa tenga un nivel superior al de las llamadas Grandes Ligas, tanto la japonesa como la estadounidense. Claro, salvando la cantidad de juegos que se deben desarrollar en una y otras, la calidad está mucho más concentrada en estos torneos del mes de marzo.
Además, la apertura de todas las competencias internacionales a los peloteros profesionales, desde hace una buena cantidad de años, ha determinado que ahora todas las contiendas sean fortísimas.
Digamos que Estados Unidos y Japón llevaron selecciones de ensueño a los Juegos Olímpicos de Beijing, y ninguno de ellos pudo llegar a la final. No reunían a todos los peloteros de mayor renombre, pero si a varios de ellos –principalmente en la escuadra nipona- y ya ven, se quedaron fuera de la disputa del título.
Esta realidad incuestionable nos hace repensar el cometido de la temporada cubana, que siempre ha sido tomada en función de los compromisos internacionales, y ahora esto se justifica mucho más claramente.
Debemos seguir cuidando nuestra Serie Nacional como el gran espectáculo del pueblo cubano, como una “Joya” no la debemos subestimar, todo lo contrario, aunque deba servir como punto de partida para la posterior conformación del equipo cubano.
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