Desde hace tiempo, poco más de un siglo, los cubanos identificamos como “juego de pelota” o “pelota”, simplemente, al deporte de origen estadounidense nombrado base-ball (castellanizado como béisbol).
El constante uso de la palabra pelota, empleado muchas veces en forma correcta y otras no, unido a la cantidad de juegos que utilizan esferas de distintos tamaños motivaron al autor a seguir el rastro semántico y la búsqueda ofreció algunos elementos interesantes.
En un trabajo periodístico –sin firma-, publicado en el número seis de la revista China Sport –junio de 1961-, titulado “Pelotas y juegos de pelotas en la antigua China”, se asegura que los primeros habitantes del extenso país asiático conocieron y practicaron juegos con pelotas o esferas:
“Había juegos de balompié y de balonmano, así como polo, pelotas para darles con un palo o bate para bolear, para lanzarlas al aire o tirarlas y recibirlas y hasta balompié sobre hielo.
Las pelotas primitivas eran de piedra y en las excavaciones de restos neolíticos fueron desenterradas un buen número de ellas con diferentes tamaños.
Parece que esas pelotas también sirvieron para rodarlas con los pies o bolearlas con las manos contra una pared fija, colocada a cierta distancia sobre el terreno”.
La propia fuente apuntada hace referencia a que la invención del barro cocido provocó la desaparición de las más pequeñas. Sus precursoras resultaron las elaboradas con fango, pero las de barro eran mejores, aunque mantuvieran la fragilidad.
Durante la dinastía Shon siglo XIII hasta el III a.n.e. comenzaron a utilizarse las pelotas llamadas chu. Se trataba de unas esferas de cuero rellenas con pelos de animales.
También hubo pelotas sólidas fabricadas de piel y atadas con cordel. Ambos tipos servían en los juegos para impulsarlas con los pies, debido a que eran más blandas, no se rompían, pero tampoco tuvieron buen rebote.
Las pelotas infladas hechas con vejigas de cerdo, revestidas de cuero, se inventaron en la dinastía Tang 618-907 d.n.e. y se asemejaron bastante a las que son empleadas en la actualidad, lo cual indica que en ese período de tiempo los chinos dieron un paso de avance importante en la fabricación y en los juegos con pelotas.
“En la dinastía Sung (960-1279), señala Sheb Kua, en sus “Apuntes de Manshi” (Ritos y rituales), apareció una pelota de madera pintada de rojo brillante para jugar al polo”.
De igual forma, en la “Historia del reino Chin” (115-1234) se menciona que los nómadas Chin montaban a caballo y jugaban con pelotas de madera hueca, del tamaño del puño de un hombre.
A propósito, podemos indicar que a este juego le dieron el nombre de Polo en honor al célebre viajero italiano Marco Polo, quien residió por espacio de 18 años (1275-1292) en ese país.
El erudito Nign Chin narra en el texto “Libro de pelotas (1321) que uno de los juegos preferidos de la época era el conocido por Chau wan, en el cual la pelota de madera era fabricada con nudos de troncos de árboles gigantescos y las colocaban sobre la tierra para hacerla avanzar con un mazo.
Por otra parte, el escritor Feng Yen describe en sus “Notas” (1456): “Las pelotas utilizadas por los acróbatas para hacerlas girar y pararse encima de ellas en sus actos circenses tenían hasta dos pies de diámetro”.
En el transcurso de la dinastía Ching (1644-1911) hicieron rebotar pelotas en la palma de la mano, como una forma de ejercicio. Se trataba de bolas pesadas de hierro, muy similares a las empleadas hoy en la impulsión de la bala.
Aunque la lectura del tema abordado ofrece una versión muy particular de los investigadores e historiadores chinos acerca del objeto esférico llamado pelota, lo más importante del caso consiste en recordar que nunca debemos limitar el uso de la palabra como sinónimo del pasatiempo béisbol. |