¿Se acabaron los jonroneros en la pelota cubana?

A menudo ocurre que los números son utilizados para destacar solo a los ocupantes de actuaciones relevantes en el ataque, el pitcheo o la defensa y la errónea utilización pasa por alto a hombres de sostenidos promedios.

En tal sentido, el redactor pretende enmendar un tanto el olvido involuntario, por cierto, y en la tabla mostrada revela, a partir de los promedios ofensivos, quienes marchan a la cabeza de sus respectivos equipos, incluso dos de ellos marcan pautas entre decenas de miles.

En el listado aparecen otros seis que ni siquiera llegan al promedio de 300, lo cual constituye un signo inequívoco de equilibrio en dicho renglón, porque sin llegar a planos de privilegios defienden con honor la camiseta en cada salida al terreno.

El dúo de mejores rendimientos lo forman el pinero Michel Enríquez, capaz de acumular en una década exacta 1214 indiscutibles en 3342 turnos al plato para 363, solo superado por el tunero Osmani Urrutia 370 (3421 – 1266).

Sin embargo, Urrutia presenta participación en 14 torneos, pero lo grandioso del jardinero derecho es que entre 2001-2005 ganó cinco títulos de bateo consecutivos y cuatro de ellos con promedios superiores a 400, siempre con bate de madera. 

Estos dos firmes puntales del equipo nacional sacan una enorme ventaja al más cercano de los restantes veteranos, cuyo cuarteto lo forman el matancero Yoandi Garlobo, el espirituano Frederich Cepeda, el avileño Yoelvis Charles y el guantanamero Robelqui Videaux. Garlobo mantiene histórica ofensiva de 328, mientras Cepeda, Charles y Videaux llevan similar guarismo 323, pero cuando analizamos al peligroso sexteto, solo Michel y Frederich marca 10 o más cuadrangulares por campaña.

Otro detalle que salta a la vista dentro de los veteranos muestra a tres zurdos en 16 equipos: sin olvidar a Cepeda como ambidextro.
Tampoco la cifra de impulsadores resulta sorprendente, a pesar de que varios de ellos la mayor parte de sus respectivas carreras cubrieron ocuparon el rol de cuarto bate en la alineación.

Aquí los honores vuelven a pertenecer a Cepeda (54,5), escoltado por Enríquez (53,8), en honor a la verdad cifras que no asustan en una época en la que el aluminio quedó atrás.

Acaso cabe preguntar, ¿los bates de madera limitaron el potencial de los artilleros cubanos? ¿aumentó la efectividad de los lanzadores?

El listado de jonrones e impulsadores fuera de servicio ofrece números importantes en ambos departamentos, aunque Orestes Kindelán y Omar Linares fueron los únicos que coincidieron la mayor cantidad de tiempo insertados en los turnos tres-cuatro del seleccionado nacional.

Cuando pasamos la vista a similares renglones en el caso de los activos, el listado ofrece como interesante detalle el comportamiento ofensivo del espirituanos Yulieski Gourriel, quien en seis campañas, todas con el bate de madera, presenta promedio de 18.7 por temporadas, mientras lo escolta el tunero Joan Carlos Pedroso 17 exactos.

A continuación, luego de escoger a los cinco mejores aparecen el pinareño Yosvani Pedraza (11.7), el cienfueguero Osvaldo Arias (11.2) y otro espirituano Eriel Sánchez (9.1).

El contraste resulta significativo, pues cualquiera que sus guarismos sean inferiores a 20 por torneo puede ser considerado un artillero de calibre, como sucede en los casos del habanero Romelio Martínez (24.7), el santiaguero Orestes Kindelán (23.2), el matancero Lázaro Junco (22.5) y el pinareño Omar Linares (20.2).

En idéntica medida encontramos lo referido al casillero de las carreras impulsadas, en el cual Yulieski constituye la excepción al promediar 76.5, superior al caudal en las respectivas cuentas de Kindelán (71.9), Romelio (70.3), Junco (65,6) y Linares (61,0).

A no dudarlo, la sustitución del aluminio por la madera provocó sustanciales cambios para la producción de los artilleros en todos los órdenes y aunque el respetable público asistente o seguidor del máximo pasatiempo gusta de los grandes batazos fuera de los límites, la efectividad de los lanzadores cada contienda se acerca al lógico equilibrio.

Con marcada intención reservé las líneas finales al sorprendente  tunero Osmani Urrutia, capaz de conquistar seis campeonatos de bateo entre 2001-2006, incluidos cuatro consecutivos por encima de los 400 (2001-2004).

En la pequeña tabla adjunta ofrecemos los datos comparativos sobre las actuaciones de Urrutia en sus primeras seis temporadas y las restantes ocho hasta completar 14 campañas en total.

Los números contrastan de forma significativa madero en manos, algo sorprendente para cualquier especialista que pretenda explicar dicho fenómeno.

Amigo lector, ahora prefiero brindarle la mayor cantidad de elementos posibles, confiado en que podrá llegar a conclusiones propia.