• Nómina del equipo Sancti Spíritus /Actuación de por vida

Sancti Spíritus llegará a la participación número 33 en Series Nacionales cargado de aspiraciones y muchos deseos de volver a discutir el lugar de honor, algo sucedido apenas siete años atrás, cuando cayeron 4-3 frente a Holguín.

Entonces, el sorpresivo ascenso desde la posición 12 hasta el segundo lugar constituyó para muchos una sorpresa, pero la valoración de la nómina, a través del prisma numérico reveló que el salto experimentado tuvo por fundamento la presencia de varios jóvenes dispuestos a abrirse paso en el máximo nivel del pasatiempo.

La utilización del bate de madera nunca constituyó un obstáculo, sino todo lo contrario, porque actuó como verdadero acicate en figuras del calibre de Eriel Sánchez, Frederich Cepeda, Reinier Yero e Ixis Valle, quienes encontraron la consolidación en la lista de regulares a Yunier Mendoza, Liván Monteagudo y Osdelvis Bernal, además de los hermanos Yunieski y Yulieski Gourriel.

Sin tratarse de una provincia con larga historia, pues la región alcanzó tal rango en 1976, debutaron un año más tarde con muchas penas y pocas satisfacciones al concluir el calendario de 50 choques (20-30), ubicados en el lugar 15 entre 16 participantes.

El debut de un equipo con el nombre de Sancti Spíritus en la XVII Serie Nacional coincidió con la veteranía de varios jugadores, entre ellos el antesalista Owen Blandino, o el momento de mejor esplendor de otro como el inicialista Antonio Muñoz, el jugador de cuadro Osvaldo Oliva y el lanzador Roberto Ramos, quienes vieron picado su orgullo al concluir muy cerca del oscuro sótano.

Todos ellos habían marcado antes una verdadera época dentro de los seleccionados Azucareros y Las Villas, verdaderos animadores e incluso triunfadores en algunos de los certámenes celebrados durante el comienzo de la década de los años setenta.

En la campaña de 1978 casi duplicaron la cifra de victorias del campeonato precedentes (39–12) y subieron a lo más alto del podio frente al reto de seleccionados, cuyas nóminas estaban cuajadas de estrellas: Villa Clara, Vegueros, Cienfuegos y Forestales, ocupantes por ese orden de las restantes cuatro plazas.

El análisis de lo sucedido a lo largo de las siguientes dos décadas revela que si bien la victoria resultó merecida, en modo alguno respondió al sostenido desarrollo de valores con posibles perspectivas de codearse con los tradicionales favoritos. Salvo la excepción del lugar seis en el campeonato 1993-1994, siempre han finalizado en planos secundarios y en contadas ocasiones el balance de victorias ha sido superior a los reveses.

La presencia del pinareño Juan Castro al frente de los aguerridos gallos deja abierta una interesante interrogante, porque Lourdes Gourriel, anterior director, mantuvo las riendas siete temporadas y convirtió a los muchachos en fogosos defensores de la causa yayabera en el grupo B, integrado además por Industriales, Habana y Cienfuegos.

El cuerpo de tiradores exhibe certeros abridores, entre los que podemos destacar a los veteranos Yosvani Aragón y el zurdo Ramón Licor, hombres de sombrada experiencia, quienes compartirán responsabilidades con otros estelares como Ifreidi Coss, Ángel Peña e Ismel Jiménez.

Los principales componentes de la tanda ofensiva, Yulieski Gourriel, Frederich Cepeda y Eriel Sánchez, constituyen un peligroso trío, listo en cualquier momento a dar batazos hacia todas las direcciones del campo de juego, mientras otros baluartes serán Yunier Mendoza, Liván Monteagudo y Yoani Delgado.

Sancti Spíritus puede aspirar nuevamente a colarse entre los primeros lugares y tal vez el punto crítico radica en la combinación alrededor del segundo cojín, donde ninguno de los defensores exhiben la calidad de muchos seleccionados envueltos en la pelea.