Los mejores 60 peloteros del patio integraron la preselección nacional que durante tres semanas realizó una Preparación Directa a la Competencia (PDC) y de ellos 30 saldrán a la grama artificial del parque puertorriqueño Hiram Bithorn.
¿Cuáles son las aspiraciones? Por supuesto ganar, lógico interés de cualquier competidor sin desmeritar a los posibles adversarios.
Las referencias al cuadro de casa, luego de los innumerables títulos conquistados durante varias décadas, entre ellos los olímpicos en Barcelona, España (1992), Atlanta, Estados Unidos (1996), Atenas, Grecia (2004), y el segundo lugar alcanzado en los Juegos de Sydney, Australia (2000), también exhiben la obtención de todos los galardones mundiales y regionales otorgados por la IBAF a partir del compromiso universal organizado por Taipei (2001) hasta el presente, siempre bajo la conducción del santiaguero Higinio Vélez.
En esta oportunidad, los estadounidenses lo tienen todo preparado para avanzar hasta el choque decisivo en la instalación Petco Park, en San Diego (20 de marzo), mientras el adversario de turno debe atravesar un escabroso camino en el grupo correspondiente.
El favorito Japón debe derrotar a los tres opositores en Tokio –Corea del Sur, Taipei y República Popular de China–, para enfrentar en la siguiente vuelta a Estados Unidos, Canadá, México o Sudáfrica. El vencedor de ese cuarteto asegura la ubicación en semifinales.
Algo similar sucederá a los también virtuales favoritos República Dominicana o Venezuela en Orlando, Florida, que enfrentarán a Italia y Australia antes de cruzarse con los dos clasificados entre Cuba, Puerto Rico, Panamá y Holanda, sin discusión el grupo de mayor complejidad.
En realidad, los participantes llevan lo que consideran sus mejores escuadras y tal vez Sudáfrica, República Popular de China e Italia reciban limitadas opciones por presentarse con alineaciones discretas, aunque vuelvo a repetir la cita: "El terreno dice la última palabra".
La composición del equipo cubano reúne una sólida conjugación de jóvenes y veteranos valiosos, quienes juegan buen béisbol al campo, con excelente línea central. En el ataque abundan los bateadores capaces de llevar pelotas fuera de los límites y pueden sacarle oportuno provecho a la velocidad en función de la ofensiva. Aquí no importan los nombres, porque cada integrante sabe lo que debe hacer.
En cuanto al pitcheo, la totalidad de los tiradores posee brazos fuertes y controla los envíos hacia el plato. No se trata de tirar rectazos de 90 millas (145 kilómetros por hora) o más, al centro del plato, sino colocar la bola donde haga daño al bateador en turno. La cuestión preocupante, válida para todos los serpentineros, resultará trabajar con el mínimo de lanzamientos posibles.
Sin eludir riesgos y acostumbrado a pronosticar, tengo dos favoritos a discutir en la final: Cuba y Estados Unidos. ¡Ah!, ¿mi favorito? Nosotros, por favor…
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