Cuenta la historia de Cuba que las crecientes contradicciones y conflictos de intereses que fueron surgiendo entre los criollos de la isla de Cuba y la corona española se manifestaron en otro momento del siglo XVIII, cuando la Monarquía española pretendió monopolizar la comercialización del tabaco por medio del llamado “estanco”.
En realidad, el tabaco había ganado gran mercado en Europa y por esa razón se estableció un rígido monopolio desde el año 1717, por el que los vegueros (es decir, los agricultores dedicados a la siembra y cosecha del tabaco) solo podían vender su producción a la oficina designada para ello, la llamada Factoría, en la cantidad que esta fijase.
Ello (como es lógico suponer), provocó que parte de la cosecha se perdiera, pues no podían comercializar el producto de otra manera, lo que condujo a la conocida sublevación de los vegueros que tuvo lugar en las cercanías de La Habana, hecho ocurrido en tres momentos culminantes entre 1717 y 1723, con verdaderas insurrecciones. Estas manifestaciones fueron aplastadas en el ahorcamiento de doce vegueros.
Otra expresión de las primeras luchas entre los criollos y la metrópoli española fueron los sucesos de la mina del Cobre en Santiago de Cuba en 1731.
Se dice que allí los esclavos se sublevaron contra la explotación extrema a que eran sometidos por disposición del Gobernador.
Estas fueron luchas sociales que mostraron las primeras contradicciones entre los criollos y los intereses de la metrópoli o entre grupos locales que representaron el poder monárquico o la propia Corona.
Fueron estas las primeras expresiones de las diferencias que irían ahondándose entre los criollos y el poder colonial.