Manzanillo, Granma.- Las manecillas del reloj marcan las siete y 35 de la noche del jueves, y el plomero Jorge Núñez García no quita la vista al trineo, como le dicen a la máquina de soldadura por termofusión.
El acoplamiento de la tubería de polietileno de alta densidad de 630 milímetros de diámetro no debe pasarse ni un segundo: son 45 minutos de calor y una hora de enfriamiento antes de mover el conducto plástico.
Así describe el procedimiento el hombre de 65 años de edad, de mirada noble y piel curtida por el sol, obrero de la empresa de acueducto y alcantarillado Manzanillo, de la oriental provincia de Granma.
Sin apenas descanso, la brigada debe sustituir un viejo conducto por otro más moderno, en el menor tiempo posible. Jorge Núñez García y sus compañeros lo saben: por la rapidez y eficiencia de la labor esperan más de 60 mil manzanilleros para recibir el agua en sus hogares.
¿Jamón? Nada de eso, es un trabajo fuerte y complicado. Hay que hacerlo al sol, en el fango y cuando nos “coge” la noche, también. Llevamos tres días en esto.
– ¿Y hasta cuándo?
– Bueno hasta que se acabe todo y la gente tenga el agua en sus viviendas, para eso estamos aquí
– ¿Y la familia qué dice?
– Ná, ellos saben. Yo no tengo agua tampoco y es una labor que tenemos que ejecutar lo más pronto posible.
– No se puede equivocar nadie…
– Nada de nada. Esta es el agua de las familias y si se hace algo mal hay que desbaratar todo y volver atrás y es más tiempo de espera. Hay que hacerlo todo bien.
Las horas de trabajo continuo para suprimir el salidero de la vieja tubería de agua de la calle Tomás Barrero en la ciudad de Manzanillo, en el oriente de Cuba, ya marcan el número 72. Para la labor tienen todo: medios, equipos, herramientas, alimentos… pero el tema no es coser y cantar: debieron abrir una zanja de más de tres metros de profundidad; 2,5 de ancho y 55 de largo.
Ahí sustituirán el conducto dañado por otro elaborado con polietileno de alta densidad de 630 milímetros de diámetro a «ver si nos quitamos esta sal de ‘encima’, compay», me dice el jefe de la brigada, Julio César Escalona Reyna.
Para poderle dar agua al centro de la ciudad voy a tratar de esmerarme hoy hasta la hora que sea. Es una tubería muy gruesa, muy compleja de manipular, todo es con grúas y retroexcavadora, todo de envergadura.
Los muchachos están “tirando” pa´lante y vamos a estar aquí hasta el final. Trato de enseñarle a ellos cómo son las cuestiones esenciales para que las labores de hagan con efectividad y de manera correcta.
Aún restan unas horas de trabajo duro para que los obreros de Acueducto y Alcantarillado Manzanillo sellen el desafío que para todos significa hacer sin prisa, pero sin pausa porque esperan más de 60 mil personas.
Atentos a las labores están las principales autoridades políticas y gubernamentales del costero territorio y de la provincia de Granma, porque conocen la magnitud de la labor, pero también de la estirpe de hombres como Jorge y Julio.
Este equipo demuestra que tanta tenacidad y esfuerzo son cartas de triunfo, ese que desde hace 64 años va sobre los hombros de la cohesión y la unidad de los trabajadores, que es el pueblo todo.
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