No existe un grupo musical en el mundo que no se haya enfrentado al rechazo y a la humillación de ser descartado en una audición. La diferencia en el caso de hoy es que quienes rechazaron lo lamentaron durante muchos años. Mucho se ha escrito sobre la fallida audición de The Beatles en la disquera Decca, por lo que hoy le vamos a contar esa historia.
Desde el 10 de septiembre de 1961, convertido en representante de The Beatles, Brian Epstein puso manos a la obra de manera inmediata para conseguir la fama y gloria que le había prometido a sus representados.
Brian conocía y mantenía trato con las disqueras más importantes de Londres y, confiado en sus contactos, le escribió al columnista de un periódico de Liverpool solicitándole que mencionara a su grupo en el espacio en donde éste evaluaba los discos que iban saliendo al mercado.
Tony Barrow le respondió a Brian que no era posible mencionar a The Beatles porque estos no habían grabado aún un disco, pero en complicidad con Epstein recomendó al grupo a la disquera Decca.
Al enterarse que un importante distribuidor de sus discos quería una evaluación, el sello aceptó sin problema y le asignaron la tarea a un joven asistente, Mike Smith, quien viajó a Liverpool a escuchar al grupo en The Cavern Club, el sitio de Liverpool desde donde saltaron a la fama.
Los muchachos se sentían impactados, pero la actuación no fue suficientemente buena como para ser contratados al momento. A cambio, The Beatles obtuvieron la promesa de una audición el 1 de enero de 1962.
Tanto Brian como The Beatles viajaron a Londres el 31 de diciembre de forma separada. Brian viajó cómodamente en tren y The Beatles salieron en una camioneta que, además de a la banda, llevaba el equipo del grupo.
La banda tocó 15 canciones de las cuales tres eran de Paul y John y 12 eran de otros autores que Brian había decidido que se incluyeran con el fin de que se viera la versatilidad del grupo.
Al terminar, The Beatles se sintieron más que decepcionados de sus propias interpretaciones. A Paul le tembló la voz varias veces, George sentía los dedos rígidos, la voz de John sonó ausente y Pete Best, el baterista de entonces, no transmitió nada. A pesar de esto, Mike Smith les aseguró que habían sonado bien. Confiados en sus palabras, el grupo fue invitado a comer por Brian y todos regresaron a Liverpool creyendo que sólo era cuestión de días ser contratados por una gran disquera en Londres.
Mike Smith evaluó ese mismo día a Brian Poole and The Tremeloes y días después se sorprendió al saber que su jefe le iba a dejar la decisión de cuál banda sería contratada por Decca.
La decisión final se basó en cuestiones geográficas: “Ambos grupos eran buenos, pero uno era del propio Londres y el otro venía de Liverpool. Además “suenan como The Shadows” y “los grupos con guitarras están por pasar de moda”.
Brian Epstein enfureció y viajó a Londres para hacerse escuchar por el Departamento de Ventas de Decca, a quienes les ofreció comprar él sólo tres mil copias de cualquier sencillo de The Beatles si Decca los aceptaba. Pero nada.
Años después, uno de los ejecutivos desdeñosos, declaró que, de haberle llegado esa oferta de Brian, hubiera aceptado a The Beatles en la disquera. “Nunca me dijeron que habían ofrecido comprar tres mil copias de cualquier sencillo que The Beatles grabaran», dijo.
Dick Rowe ha pasado a la historia como el hombre responsable del desdén a The Beatles, aunque tiempo después recobró un poco de prestigio al aceptar en el sello a The Rolling Stones, a sugerencia de George Harrison.
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