En los primeros momentos yo no fui un trovadicto impulsivo. Conocí a muy pocos de ellos y con los que hablé siempre lo hice sobre por qué no dejaban un poco la guitarra y trabajaban más lo que nos caracteriza: el ritmo.
Los temas, aunque muchos románticos, casi siempre tenían una carga para mí demasiado solemne y en Puerto Rico vi a los boricuas asumirlos de esa manera y comprobé que también valía la pena.
Sin embargo, un tema enormemente político, casi panfleto, me desmerengó y la canción de Silvio Rodríguez Hoy mi deber me metió de lleno en ese mundo.
De todas formas, recuerdo aquellas primeras canciones y no puedo olvidar las distintas leyendas que se le adjudicaban y los disímiles personajes en ellas envuelto.
Por suerte el tiempo pasa y hoy las cosas son bien distintas. Uno de esos temas que atravesó disimiles circunstancias y al que se le otorgaron un montón de dedicatorias es Ojalá. Hoy, el propio juglar de San Antonio de los Baños cuenta…