Lo
que más
asombra del hecho de que en los territorios más apartados
de la geografía cubana existan 201 escuelas rurales
con una matrícula de un solo niño es
que, además de tener un maestro para ese alumno o
alumna, se cuente también con iguales recursos
que el resto de las instituciones docentes del país.
Al
referirse al acontecimiento, que no por cotidiano para
los cubanos, deja de ser extraordinario, la master en educación
María Elena Sinclair, metodóloga nacional de
la enseñanza primaria en el Ministerio de Educación
señaló que esas escuelas cuentan con una computadora,
un video y un televisor, así como, los software educativos
propios de la enseñanza; el alumno estudia con iguales
programas que el resto de las escuelas.
La
especialista precisó que cuando es más
de un alumno de diferentes grados, la escuela se convierte
en multigrado, es decir, el docente los atiende de acuerdo
con las peculiaridades de nivel educativo. Con ello se pretende
que no existan diferencias en el aprendizaje con los niños
de las ciudades y los campos.
En
la mayoría de los casos y por encontrarse muy
distantes las viviendas de los alumnos, es frecuente que
estos y sus maestros recorran largas distancias para llegar
a la escuela por lo que en este caso el docente es un familiar
cercano de los pequeños que se preocupa por su alimentación,
vestuario, incluso por sus condiciones de vida al
permanecer el escolar la mayor parte del día en la
escuela.
Hasta
el más apartado lugar de las montañas
llegaron las celdas fotovoltaicas que permitieron electrificar
todas las escuelas primarias de la isla y con ello se pudieron
utilizar los medios audiovisuales que logran la maravilla
de elevar el aprendizaje y la retención de los conocimientos.
En el sector rural existen 6 mil 688 escuelas, 201 tienen
un solo alumnos, 294, dos; 313 tres; 315, cuatro y 272, cinco.
En
todas ellas ondea la bandera cubana y junto a ellas está situado
el busto de José Martí lugar donde los niños
depositan flores en las mañanas. Ellos les rinden
homenaje al más universal de los cubanos quien
nos enseñó que no existe algo más importante
que un niño. |