Pabellón Cuba: sencillez, elegancia, cubanía
Lucía Sanz Araujo
Colaboradora de Radio Rebelde
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24 de Julio de 2009, 2:41 p.m.
La Habana, Cuba.- Más concurrido que de costumbre se halla, por estos días, pues acoge la X edición de Arte en La Rampa, una instalación habanera: el
Pabellón Cuba.
Sin embargo, pocos, muy pocos conocen acerca de la génesis de este lugar, escenario de muestras trascendentales que han marcado hitos en la historia patria, sobre todo en la esfera cultural; punto de encuentro de trovadores y poetas, lugar de cita de enamorados…
Ubicado en la Calle 23, una de las principales arterias capitalinas, donde se concentra buena parte de la vida cultural de la Isla, pese a su modernidad constructiva, el Pabellón Cuba se caracteriza por su integración urbanística con la zona pero, lamentablemente, muchos no reparan en sus encantos constructivos.
Concebido como sede de la exposición principal del más importante congreso internacional a realizarse en Cuba después del triunfo de la Revolución: el
VII Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en 1963, cuyo tema era La Arquitectura en los Países en Desarrollo, fue construido en apenas 72 días.
Su proyectista responsable fue el arquitecto Juan Campos Almanza; los cálculos estuvieron a cargo del ingeniero Maximino Isoba; como proyectista responsable de la exposición estuvo Enrique Fuentes, en tanto la labor de paisajismo correspondió al también arquitecto Lorenzo Medrano.
Ante ellos tenían un diamante en bruto que pulir. ¿Qué hallaron al acometer los trabajos constructivos? Dos terrenos abruptos en la Calle N, uno en la esquina de la Calle 23 y otro en la Calle 21, separados por un estilizado edificio de oficinas, el Edificio N.
¿Qué hacer? Con un recorrido peatonal sinuoso, se salvaron los desniveles de la topografía accidentada. La solución se planteó como área de exposiciones con dos pabellones enlazados por un túnel que atraviesa el edificio por su tercer piso. Así, uno de los pabellones se concibió como jardín techado mientras el otro como volumen semiabierto. La escalinata da acceso a la entrada por la Calle 23.
En esta obra se hacen referencias a la tradición arquitectónica cubana: grandes aleros, patios, galerías, altos puntales, los locales cerrados, muy cerrados algunos y luego los semiabiertos, muy propios de nuestras antiguas casonas coloniales, la galería, portales, juegos de agua, los jardines… En cuanto a esta última se utilizó la flora cubana en todas sus manifestaciones, de tal manera se usaron cerca de 200 variedades.
Técnicamente la obra se resolvió con un sistema de columnas de hormigón armado y de sección cruciforme que alcanzan hasta 14 metros de altura y que soportan las grandes vigas de 26 metros de luz y las losas de hormigón aligerado, ambas fundidas en plantas industriales. La sencillez de la concepción y una gran eficiencia permitieron terminar la obra en solo 72 días incluyendo el mobiliario compuesto por butacas y bancos de listones de madera que ya no están en su lugar de origen.
Sus autores han declarado en más de una ocasión que: “Hemos tratado que fuese una arquitectura limpia, sencilla, sobria, monumental, que no fuese sólo funcionalismo, sino expresase la solución en función de los materiales disponible. Hormigón, mármol, Siporex, jardinería, agua, vidrio y alguna madera”.
Como primera exposición, el Pabellón Cuba acogió una referida a la historia y la arquitectura, de ahí que sus creadores se propusieran una construcción pura, limpia, sin competir con los diseñadores de futuras exposiciones, solo un marco espacial donde libremente se estableciera la comunicación por medios audiovisuales.
Desde el punto de vista constructivo, el edificio se erigió con el empleo de una técnica mixta, las columnas se fundieron en el lugar y se dejaron en su acabado natural, mientras las vigas de hormigón armado y el techo de hormigón ligero se prefabricaron en plantas industriales. Las grandes vigas de 26 metros fueron postensionadas en el lugar y pesan 26 toneladas. Las alturas de las columnas van desde 7 metros hasta 14 metros.
Un elemento que llama la atención, incluso a los neófitos en el tema de edificaciones lo constituye, que en el techo la retícula de Siporex (hormigón ligero) forma parte del diseño. Ello tiene su explicación: era necesaria para integrar los pabellones, obtener efectos de iluminación y poder colgar elementos en las exposiciones.
Construcción destacada y destacable por su justa combinación de fuerza y sensibilidad hacia la escala urbana, el Pabellón Cuba constituye un ejemplo fehaciente de la arquitectura nacional que le invitamos a visitar, recorrer, observar y valorar como lo que es, una verdadera obra de arte.
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