La Habana, Cuba.- Estudios recientes avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan el desconocimiento que existe en el mundo acerca de diversos hábitos en el consumo que pueden causar enfermedades como el cáncer. Entre ellos, la ingestión de bebidas alcohólicas.

Según los resultados de una encuesta efectuada en 29 países por esa Organización ''se tienden a inflar los factores medioambientales, que tienen un impacto relativamente pequeño en la aparición del cáncer, en especial el de mama, y a minimizar otros factores de riesgo bien establecidos, como el consumo de alcohol''.

Así, los habitantes de las naciones industrializadas –fundamentalmente mujeres--, son remisos en creer que consumir alcohol incrementa el riesgo de cáncer, “pues el 42 por ciento de estos afirmó que no es un factor de riesgo”. En los países de ingresos medios, “un 26 por ciento afirmó que el alcohol no incrementa el riesgo de cáncer, mientras que un 15 por ciento tiene esa creencia en los menos desarrollados.

Expertos de la OMS afirman igualmente que el estrés no causa cáncer mientras que la contaminación atmosférica lo hace en menor medida.

Doctora María Caridad Rubio Hernández

“El cáncer de mama tiene varios factores de riesgo pero el más importante es la edad, o sea, que a medida que la mujer envejece puede padecer de cáncer de mama”, afirmó la doctora María Caridad Rubio Hernández, especialista en Medicina General Integral y Oncología, y presidenta del Grupo de Trabajo del Programa Nacional de Cáncer de Mama.

Según estadísticas, las mujeres por encima de los 45 años de edad (y hasta los setenta), son propensas a padecer cáncer de mama porque  “tienen las mamas más fláccidas con un gran exceso de grasa en su tejido”. Por tanto, el examen de estos órganos, por parte de un especialista, cobra mayor valor “al resultar más fácil discernir e investigar el padecimiento en una mama de una persona adulta mayor que ha perdido todo el parénquima duro, si se le compara con el de una más mujer joven”.

“A la par, y con la situación de riesgo que trae consigo la edad, está también la ingestión o consumo de bebidas alcohólicas, y el tabaquismo. En relación con este tipo de cáncer la ingestión de alcohol en grandes cantidades resulta muy dañina.

“Toda mujer con este padecimiento deberá cuidarse y realizar una alimentación muy sana, en particular, de frutas y verduras”, significó.
En Cuba el proyecto de salud relacionado con género ostenta carácter  profesional gracias no sólo a las distintas instituciones involucradas en él, sino también (y básicamente) al carácter movilizativo y educacional de lucha y prevención contra el cáncer en la mujer que le impregna organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Al respecto, y entre los objetivos fundamentales del Programa Nacional de Cáncer de Mama está que cada cubana, primordialmente por encima de los 45 años de edad, acuda una vez al año a una consulta especializada referida a la pesquisa de cáncer de mama en busca (a tiempo y con tiempo), de lesiones mínimas, que pudieran conducir ulteriormente a un diagnóstico precoz.

Un programa que atesora algo muy fundamental y que, quizás, resulte inexistente en la gran mayoría de las naciones del orbe: mucha voluntad política.

Estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que “El cáncer es la principal causa de mortalidad a nivel mundial. Se le atribuyen 7,9 millones de defunciones (o aproximadamente el 13% de las defunciones mundiales) ocurridas en 2007. Los principales tipos de cáncer que contribuyen a la mortalidad general anual por cáncer son los siguientes:
pulmón (1,4 millones de defunciones)
estómago (866 000 defunciones)
hígado (653 000 defunciones)
colon (677 000 defunciones)
mama (548 999 defunciones)

Aproximadamente el 72% de las defunciones por cáncer ocurridas en 2007 se registraron en países de ingresos bajos y medianos. Se prevé que el número de defunciones anuales mundiales por cáncer seguirá aumentando y llegará a unos 12 millones en 2030. Cada 30 segundos, se diagnostica cáncer de mama en millones de mujeres de diversas partes del Planeta. Esta enfermedad hunde cada año a unos 100 millones de personas por debajo del umbral de la pobreza.