Con visible motivación Ernesto Che Guevara valoró la actitud de los seres humanos en el desarrollo del proceso revolucionario cubano al estudiar sus características, anhelos y aspiraciones y analizar la época que le había tocado vivir.
En tal sentido él enfatizó en la necesidad de que junto al avance en el campo económico era necesario desarrollar en forma decisiva y determinante la conciencia revolucionaria que fuera capaz de crear un hombre nuevo que con particular incentivación diera su aporte al desarrollo de la sociedad.
Como hombre de ideas el Che expuso sus criterios en distintas ocasiones acerca de los mecanismos económicos a emplear, las vías idóneas para motivar a los hombres y mujeres, así como sobre el papel del individuo y de las masas en conjunto en el proceso de transformaciones político-socio-económicas de Cuba.
También habló y escribió sobre la trascendencia de la labor a desarrollar por las organizaciones políticas, de modo muy especial por la que agrupa a la vanguardia revolucionaria, es decir el Partido Comunista de Cuba.
En lo referente al análisis de la sociedad cubana en el período inicial de construcción de la sociedad socialista y al papel que debían desempeñar el individuo y las masas en general y la interrelación de ésta con la vanguardia y su líder hay una obra muy significativa del Che que resume su pensamiento y concepción al respecto.
Pero tal obra, titulada “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, escrita para el semanario “Marcha”, de Montevideo, Uruguay, en 1965, reflejada en la edición correspondiente del 12 de marzo de 1965, no resultó algo aislado en el pensamiento y proyección del Che en el plano político e ideológico.
El trabajo “El socialismo y el Hombre en Cuba” ocupa un lugar destacado, porque en forma profunda y resumida se analizan y reflejan los aspectos trascendentales del período de la construcción de la sociedad socialista en nuestro país y las características muy específicas de la época y se exponen consideraciones acerca de las peculiaridades que deben tener los hombres y mujeres para poder realmente aspirar y llevar a la práctica la edificación del socialismo.
“El Socialismo y el Hombre en Cuba” evidencia igualmente en forma elocuente la importancia que le atribuyera el Che a las cuestiones de carácter político e ideológico asociado en forma directa a las motivaciones y reflejos de los seres humanos.
En la parte inicial de este trabajo hizo un análisis del desarrollo de la lucha revolucionaria en Cuba y explicó como una vanguardia se convirtió en motor impulsor de la movilización de las masas y en generadora de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo.
En relación con esto precisó que fue esta vanguardia el agente catalizador que creó las condiciones subjetivas necesarias para alcanzar la victoria.
También el Che expuso como después del triunfo popular de enero de 1959 las masas comenzaron a desempeñar el papel decisivo en la defensa y avance del proceso revolucionario y detalló igualmente cómo se produjo la identificación plena entre el máximo dirigente de la Revolución, Fidel Castro, y el pueblo.
Puntualizó que si la masa, a la cual no concibió como un manso rebaño, seguía con fervor a su líder es por el grado que él ha ganado esa confianza y ello, según precisó, se debía a la interpretación cabal que éste ha realizado de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.
Más para el Che importante no sólo sería el respaldo del pueblo a la Revolución y su incorporación masiva a las tareas, sino que resultaba decisivo lograr la educación política e ideológica de las masas y como tal dio también una notable contribución en este sentido.
Precisamente en “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, detalló una serie de apreciaciones en torno a este tema y resaltó que la educación del individuo constituía algo muy importante y que la sociedad en conjunto era una escuela.
Hizo énfasis, además, en lo referido a la importancia de la conciencia revolucionaria, el surgimiento y desarrollo de un hombre nuevo y al papel que debía desempeñar la vanguardia revolucionaria para con su ejemplo lograr la compulsión y movilización de los que marchaban rezagados.
Y resaltó: “En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas.”
En “El Socialismo y el Hombre en Cuba” el Che planteó que el trabajo debía adquirir una condición nueva, la mercancía hombre dejaría de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social.
Al respecto puntualizó: “El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado.”
El Che precisó que el trabajo adquiría la categoría de deber social y que el hombre no deja una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenecía más, sino que significa una emancipación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja.
Su concepción acerca de los métodos y vías a emplear para llevar adelante la construcción socialista también fue reflejada en esta obra cuando alertaba que persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de armas melladas que nos legara el capitalismo se puede llegar a un callejón sin salida.
Sin negar la utilización de estímulos materiales que contribuyeran al desarrollo de la sociedad, resaltó la necesidad de lograr la motivación moral a través de la evolución política e ideológica de cada individuo para alcanzar un amplio desarrollo de la conciencia revolucionaria.
Che analizó igualmente las condiciones concretas en que se desenvolvía la edificación de la sociedad socialista en Cuba, como país subdesarrollado, y señaló que era preciso investigar todas las características primordiales antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.
En relación con esto aseveró que “la teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica.”
El Che además aseguró que el revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor y dijo que resultaba imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad.
Y en esta obra expresó que la revolución se hacia a través del hombre, pero que los seres humanos tenían que forjar día a día su espíritu de revolucionario.
De manera muy especial puso de manifiesto que ese espíritu no sólo se debía mostrar ante hechos o momentos heroicos sino en forma cotidiana, como por ejemplo en la actitud que debía asumirse ante el trabajo y en el cumplimiento de otras tareas.
Igualmente resaltó la vocación internacionalista que debía caracterizar a los revolucionarios al manifestar: “El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria.”
“El Socialismo y el Hombre en Cuba” constituye, sin dudas, una obra de singular valor entre los trabajos escritos por el Che porque resume en forma magistral su pensamiento en cuánto al modo de actuar de los revolucionarios, cuestión que no sólo supo proclamar sino que fue capaz de llevarlo a cabo en forma constante.